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Diario YA


 

Editorial: "Juventud y alcohol"

La coyuntura económica y los problemas políticos de los que solemos hablar en este diario todos los días no deberían distraer nuestra atención de un asunto gravísimo que ya hemos abordado en alguna ocasión. Nos referimos al alcoholismo juvenil. DiarioYa ofrecía ayer un estudio elaborado por el Observatorio de la Adolescencia, en colaboración con la Fundación Alcohol y Sociedad, en el que se apuntaban algunos datos realmente preocupantes.

Por ejemplo, un 8% de los adolescentes españoles (a partir de los 12 años de edad) se emborracha cada quince días, y el 33% consume alcohol de manera excesiva al menos una vez al mes. El 47% de los encuestados reconoce que sus padres saben perfectamente que consumen bebidas alcohólicas, especialmente los fines de semana. Y el 89% de los chicos que han respondido a las preguntas de este estudio admite que en su casa se bebe alcohol de manera habitual.
 
Son cifras que deberían mover a la reflexión, y de las cuales se pueden obtener muchísimas conclusiones. ¿A qué puede aspirar una sociedad que está alcoholizada hasta ese extremo?, ¿qué esperanza podemos tener en las nuevas generaciones, cuando éstas dedican sus ratos de ocio a envenenarse y destrozar sus neuronas?, ¿cómo pretender que conozcan la verdad de las cosas, que no les manipule el poder político, que sean libres y responsables, cuando no saben ni siquiera los principios básicos de la salud humana?
 
Hace algunas generaciones, el alcoholismo era explicable en la falta de información y en otros factores “ambientales” propios de la época. Hoy no hay excusa. Cualquier chico de quince años tiene acceso libre y gratuito a Internet, puede leer e informarse, puede conocer con todo detalle los efectos nocivos que provoca el alcohol en su cerebro y en sus órganos vitales. Lo mismo podemos decir del tabaco y de otras drogas. Ni los jóvenes están libres de culpa, ni los padres están exentos de responsabilidad.
 
Mucho se habla de la falta de competitividad de nuestras empresas, de la debilidad de los sectores primario y secundario, de los niveles ínfimos de formación académica que demuestran nuestros estudiantes. Muchas de las causas de esos problemas están escondidas en estas noticias de “sociedad” que suelen pasar inadvertidas en la mayoría de los medios de comunicación. Otros, en cambio, somos conscientes de la responsabilidad que asumimos al denunciarlo.
 
Miércoles, 1 de octubre de 2008.

 

Etiquetas:editorial