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Diario YA


 

Editorial: Lapidación mediática

Son muchas las opiniones que nos han llegado a nuestra editorial manifestando no entender lo que, lógicamente, resulta incomprensible para un cristiano. La falta de comprensión e incluso, la agresividad, ante el pensamiento católico. A veces parece que la libertad de expresión tiene dirección única. Son las cosas que tiene el laicismo anticlerical.

 
Recordemos un hecho muy reciente. Desde que Mai Meneses manifestó su intención de actuar en una gala a favor de la vida, en Madrid el pasado mes de marzo, fue duramente atacada. Al final defendió su libertad de expresión y acudió a su cita, haciendo lo que más le gusta, cantar, en un acto que a nadie tiene que molestar. Mucha gente no se lo perdona.
 
Ahora es el turno del Obispo de Alcalá de Henares, Monseñor Reig Plá, por su homilía retransmitida por televisión en los oficios del Viernes Santo. Atacado en diversos medios y en las redes sociales por decir lo que siempre se ha dicho. Lo que cualquier cristiano sabe de siempre. Lo que figura en el Catecismo de la Iglesia Católica. 
 
Monseñor no ha insultado a nadie, ni ha atacado personalmente. Únicamente ha manifestado su pensamiento cristiano y ha advertido de los peligros que están a la orden del día en nuestra sociedad. Hechos como el aborto, las drogas, y la homosexualidad. Sin separarse de las doctrinas de la Iglesia.
 
Parece como si la palabra pecado hubiera entrado a formar parte del diccionario laico de lo políticamente incorrecto. Hasta llegar a constituir un escándalo solo su mención. Pero no hay nada nuevo. Como nos ha expresado una lectora de nuestro periódico, “Ha molestado las palabras de Mons. Reig, igual que hace 20 siglos les molestaron las palabras de Jesús. Ya lo dijo Él: “No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Jn 15, 18-20).
 
En nuestra editorial queremos expresar nuestro apoyo por las personas que dicen lo que piensan libremente. A todas las personas. Como a Monseñor Reig Plá. Porque debe decir lo que dice, y se lo agradecemos. Que Dios le bendiga.
 

 

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