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Diario YA


 

Editorial: "Rezar o beber"

Miren: o nos damos al rezo o nos damos a la bebida. Pero esto así, a pelo, no hay quien lo aguante.

No deja de ser sorprendente que en las últimas horas hayamos tenido noticia de varias aparentes cogorzas públicas, protagonizadas por distintos personajes de actualidad. Personajes a los cuales, dicho sea de paso, en circunstancias normales, costaría trabajo, mucho trabajo, imaginar ni siquiera contentos. Pero, sin duda, la crisis económica mundial y la crisis existencial que se cierne sobre nuestra pobre España imponen esa doble alternativa: o agarrarse con toda firmeza a la cruz de Cristo y rezar mucho, o echarse en brazos de Baco y que sea lo que Dios quiera.

Ya saben que Soichi Nakagawa, que era ministro de Finanzas de Japón, ha dejado de serlo tras aparecer en una rueda de prensa en aparente estado de embriaguez. Se le cerraban los ojos, se le trababa la lengua y no daba pie con bola, pero nuestro amigo asegura que lo que tenía era "fatiga y catarro", y que su aspecto "etilicomatoso" era producto de un fatal cocktail de medicamentos. ¿Miente Soichi?, ¿no será más bien que el caótico estado de la economía japonesa, la peor en estos momentos del planeta, se prestaba más a cuarto litro de Chivas Regal que a dos aspirinas?

La cosa coincide en el tiempo con un sospechoso vídeo, grabado hace unos días, en el que se ve al alcalde de Madrid haciendo unas curiosas declaraciones a propósito del "affaire" entre Wyoming (a secas, nada de Gran) y el Grupo Intereconomía. Un locuaz y extrañamente chisporroteante regidor capitalino, mientras sujeta por los hombros a una ciudadana oriental (posible familiar de Nakagawa), piropea incesantemente al presentador de La Sexta, con un talante "j y b", o sea, jocoso y balbuceante. ¿Copichuelas o alegría natural? A saber.

Por si fuera poco, los insidiosos de la prensa ("esos gusanos goebbelsianos", Guerra dixit) han tirado de archivos, encontrando una comparecencia de Sarkozy ante los medios galos, en junio de 2007, instantes después de haberse entrevistado con Vladimir Putin. De dicho vídeo sólo pueden extraerse dos conclusiones: o los presidentes ruso y francés compartieron una de vodka por las campañas napoleónicas en la Estepa (y pelillos a la mar), o al actual marido de Carla Bruni le resulta salubre al espíritu la cosa bilateral con la tierra de los Karamazov.

Pero nosotros, que pretendemos ser un diario digital de inspiración católica, no podemos por más que afear el empinamiento de codos como forma de sobrellevar la crisis, y aconsejar un humilde acatamiento del orden moral y de la fe en Cristo Jesús. Esperemos que los protagonistas de tan desconcertantes sucesos expliquen la razón de su comportamiento, y que no tengamos que deducir que, ante los problemas, la única solución que nos proponen los políticos es beber y olvidar. Porque de ser así, ¡menudo Carnaval nos espera este año!

Miércoles, 18 de febrero de 2009.

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