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Diario YA


 

Editorial: "Y nació Jesús"

 

En la práctica, la Navidad supone siempre para los cristianos, incluso para aquellos que procuran vivir a diario la alegría de sentirse hijos de Dios, un paréntesis en la vida normal que consiste en estar más predispuesto a atender a los demás, aprovechar el silencio para la meditación personal y quizá incluso hacer examen de conciencia y ver en qué puede uno cambiar su vida para llenarla de esperanza y de paz.

Y, en puridad, no debería ser así. Los cristianos tenemos el privilegio de pertenecer a una religión que, desde el momento del bautismo, pone el alma humana en gracia de Dios para que no haya problema, desgracia o fatalidad que pueda afligirnos lo suficiente. Desde ese momento, como cuando Jesús entró en el Jordán, pertenecemos a una comunidad que nos permite una verdadera hermandad, sin distinción de ninguna clase.

No es una ilusión ingenua soñar con un mundo en el que los hombres tuviésemos siempre el espíritu de concordia y fraternidad que propiciamos estos días. Sólo la autocomplacencia y el egoísmo, la ausencia de un análisis crítico de uno mismo, nos lleva durante el resto del año a perseguir el dinero y la ambición, a cosificar al prójimo usándole para nuestro beneficio exclusivo.

El nacimiento de Jesús es un acontecimiento tan inmenso, tan desbordante de vida, que incluso en los ambientes más agnósticos genera dudas y preguntas, cuando no un sincero deseo de reconducir la propia existencia. Es tan grande el amor de Dios que a casi nadie deja indiferente la celebración de la venida al mundo de su Hijo, el cual quiso siempre que el cumplimiento de la voluntad de su Padre fuera, más que una obligación, el fundamento de la paz y la esperanza entre los hombres.

Que todos pasemos una Santa Noche, que mañana sepamos que es un día de Felicidad para todos, porque en este mundo desesperanzado, para nosotros revive la Esperanza. Y no olvidemos que Quien vino a salvarnos lo hizo en la mayor pobreza que jamás se vio, naciendo en un portal de Belén, sin ningún objeto material, con el Amor de su Madre, el cariño de José y el aliento de unos animales que le guardaban del frío. Ese es el Niño Dios.

Jueves, 25 de diciembre de 2008.

 

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