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Diario YA


 

Aprender en el ciberespacio

Educación sin distancias

Emma García

Cada mañana me coloco mi gorra de chófer y llevo a mis hijos a sus respectivos centros formativos. Ni que decir tiene que invierto en ello el doble de tiempo que requiere la distancia, ni que el transporte público no nos ofrece una solución válida. El caso es que al ver diariamente los problemas de tráfico, no puedo evitar reflexionar sobre la cantidad de tiempo y dinero que nuestra sociedad destina a desplazamientos, y me pregunto cómo sería si esa misma inversión de tiempo y dinero la destináramos a formación. Es sorprendente cómo la actual situación económica ha puesto de manifiesto la necesidad de adquirir una formación continuada para movernos en un mundo que cambia y evoluciona a gran velocidad. Para ello, aprender en el ciberespacio es una alternativa de lo más útil.

Es obvio que la tecnología no solo ha cambiado la forma de relacionarnos, sino que también ha transformado la forma de estudiar. La “ciber-enseñanza” es una realidad que está revolucionando el mundo y que está creciendo a ritmos insospechados. Empresas y profesionales apuestan por la formación continua a distancia por su flexibilidad, y las escuelas de negocios y universidades innovan en ello constantemente, creando fórmulas mixtas adaptables a cualquier lugar y situación para ofrecer alternativas de valor. Yo misma realicé el pasado curso un máster online y comprobé las ventajas de acceder a un post grado desde mi casa, estando al lado de mis hijos. Cierto es que ello limita las relaciones con profesores y alumnos, sin embargo te permite compaginarlo con tu vida profesional y/o personal.

No me cabe duda de que para los nativos digitales estos modelos de “ciber-aprendizaje” son una opción muy interesante a tener en cuenta. Aunque me sorprende que los colegios no se adapten ya a esta “tecno-corriente”. Desde luego que es importante acudir al centro educativo para fomentar las relaciones interpersonales, y que hay muchas cosas que no pueden aprenderse a través de un ordenador. Sin embargo, sería posible compaginar formación presencial y no presencial para sacar el máximo provecho de ambas modalidades. Gracias a internet, algunas asignaturas, incluso cursos académicos, podrían cursarse en centros extranjeros, lo que además supondría para los alumnos la oportunidad de conocer virtualmente otros modelos educativos y participar en foros multiculturales. Ello por supuesto no sería una experiencia comparable a la de sumergirse durante un año escolar en una cultura diferente, pero sí aportaría grandes beneficios para aquellos estudiantes que no pudieran permitírselo económicamente o por algún otro impedimento físico, social o cultural.