Ángel del Río. 3 de marzo.

     Tras la tempestad de una jornada electoral, llega la calma, que a veces es chicha, tensa, y otras sirve para evaluar los daños que se hayan podido producir, o es el momento de empezar a programar el futuro. Con los resultados electorales en la mano llega la euforia para los vencedores y la frustración para quienes han visto defraudadas sus expectativas. Llegan los elogios y la subida masiva al carro del triunfo, mientras que del carro de la derrota se bajan hasta las ratas.

    El lunes fue día de reflexión sobre los resultados del domingo, y de declaraciones. Con Galicia como fondo del optimismo por poniente, Esperanza Aguirre destacó la gran victoria del Partido Popular y, por lo tanto, la victoria de Mariano Rajoy, quizá lamentando en su interior el no haber podido contribuir a ella en la campaña electoral, porque nadie la había invitado. Todo lo contrario de Ruíz Gallardón, que fue llamado a la campaña y allí acudió en apoyo a Núñez Feijóo. El alcalde de Madrid dijo el lunes que los resultados obtenidos por el PP en Galicia son el mejor síntoma de las cosas bien hechas por el partido, de las sabias decisiones que se tomaron en el Congreso de Valencia y del liderazgo indiscutible de Mariano Rajoy, mientras que el secretario de Comunicación del PP en Madrid, Juan José Güemes, iba más allá en su euforia y decía que van a mandar a Zapatero al paro; de momento, quienes se han ido al paro durante el mes de febrero en nuestra Comunidad han sido 18.289 trabajadores más.

     El gran derrotado del temporal que ha azotado las costas y el interior de Galicia, ha sido Pérez Touriño, al que no le quedaba otra cosa que hacer que dimitir o ser cesado, y se inclinó por lo primero para evitar lo segundo. Eso sí, no podía irse sin buscar tres pies al gato, o una pata para la justificación, porque según Touriño la campaña en Galicia ha sido una de las más sucias. Si él lo dice, no seré yo quien le lleve la contraria, ni tampoco el PP, que ha tenido que soportar durante la campaña el sumario de una trama de corrupción que ha criminalizado al partido, que el juez Garzón ha llevado hasta sus últimas consecuencias, lo que pudo haber supuesto una forma externa de irrupción judicial en esa campaña política, aunque algunos digan que sin quererlo. Si a lo que se refiere Touriño es a la divulgación de sus excesivos gastos como presidente de la Xunta en coches de super lujo, muebles de diseño y otros dispendios en plena crisis, pues sí que la campaña fue sucia, pero nadie nada más que él es el responsable de haber producido esa porquería.

     En fin, que cada uno cuenta la feria según le va. Para unos, ha sido más que una feria un calvario y otros vuelven plenos de vapores triunfales que embriagan los sentidos.