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Diario YA


 

La investigación ha sido pionera por contar con un equipo de investigación junior

El ocio de niños y niñas lo deciden los padres

Redacción

Que sea activo, voluntario, libre y divertido. Estas son las cuatro condiciones que exponen niños y niñas de la Comunidad de Madrid para que podamos estar hablando de ocio.

Este primer estudio sobre el ocio infantil en la Comunidad de Madrid, será el punto de partida de un proyecto pionero para construir un concepto global de Ocio Infantil Educativo. Ha sido impulsado por el Instituto Micropolix de Ocio Educativo Infantil y elaborado por el Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia, de cuya dirección, se ha encargado la Dra. Lourdes Gaitán.

Tal y como se desprende de las conclusiones de este análisis, en el que se ha trabajado tanto con grupos de niños de entre 5 y 13 años, como con adultos, existe una ligera diferencia del concepto ocio, en función de las variables sociodemográficas  (hábitat territorial, mayor o menor presencia de niños en la zona, o las diferencias socioeconómicas), de cada familia.

¿Cómo definen el ocio?
Niños y niñas definen el ocio como el tiempo libre que disponen cuando han terminado sus obligaciones, que son los deberes de la escuela o las labores en casa, siempre y cuando ese tiempo libre sea activo, voluntario y divertido.

Realmente, el término “ocio” no forma parte de su lenguaje cotidiano, sino que prefieren hablar de “tiempo libre”.

Afinando algo más en el discurso, podemos decir que niños y niñas de entre 5 y 10 años, asocian el término “tiempo libre” con JUGAR. Jugar a…, jugar con…, jugar en… Es decir, el juego como actividad preferida y lo que mayor tiempo ocupa en la vida de los más pequeños. Sin embargo, cuando hablamos de los preadolescentes (11-13 años), decae la actividad del juego, y se da paso a ESTAR CON los amigos, principalmente.

 

¿Qué hacen los niños en su tiempo libre?

El estudio detecta 4 actividades básicas q niños y niñas realizan en su tiempo libre:

1.       Actividades sedentarias:

a.        Carácter cultural y artístico: ir al cine, al teatro, dibujar, leer, escuchar música, tocar algún instrumento musical.

b.       Nuevas tecnologías de la información: interactuar con videojuegos, internet o chats.

c.        Contemplativas: televisión, descansar, dormir o jugar a juegos inexistentes o inventados. Estos últimos, mejor en compañía.

2.       Actividades movidas: aquellas que representan ejercicio físico o movimiento, es decir, los deportes o el juego al aire libre (parques, plazas, etc).

3.       Actividades relacionales: la compañía preferida es la de la familia, antes que la de los amigos. “Me gusta estar en casa, con mi hermano, con mi padre y mi madre…” es una afirmación común a la gran mayoría de los niños entrevistados.

4.       Actividades colaborativas: participar en la realización de tareas domésticas, en el cuidado de niños más pequeños o animales.

 

¿Quién decide sobre el ocio de los niños?
Mientras que la opinión de los niños es variada, ya que unos opinan que el ocio es una actividad que deciden los padres, otros que se decide a medias y otros que son ellos quienes lo deciden, lo cierto es que este ha sido el apartado en que más diferentes percepciones se han encontrado con respecto a los adultos.

Es el punto de vista lo que realmente marca la diferencia. Los padres, cuentan con un cargo de responsabilidad para tomar las decisiones que socialmente se esperan de ellos como padres, de tal forma que ignoran en ocasiones los gustos de sus hijos para buscar alternativas que cumplan o se aproximen al camino que les parece más adecuado.

Los niños cuentan poco en la toma de decisiones. Incluso en los estilos familiares más abiertos, más que decidir, eligen entre las dos o tres opciones que se les ofrecen.

Brecha generacional
Tal y como demuestra el estudio, es evidente que se produce una brecha generacional entre padres e hijos, sobre todo con respecto a las nuevas tecnologías. Los niños las perciben como un “superjuguete”, mientras que los mayores lo asocian con un artefacto extraño, que se escapa de su control,  porque no forman parte de la experiencia o conocimiento que como adultos piensas que pueden y deben enseñar a los más jóvenes. Esta falta de control real tratan de paliarla con un control “físico”, que se traduce en una  vigilancia del tiempo o uso del aparato.

Además, las actividades extraescolares que para muchos padres es una oportunidad para culturizar a sus hijos, es percibido en algunos casos por ellos como una imposición.