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Diario YA


 

Autónomos, pequeñas y medianas empresas, desde el inicio de la crisis han ido cayendo en una progresión geométrica

El PSOE se ceba en la clase media española

Miguel Massanet Bosch

En realidad, podríamos considerar que, en España, el socialismo está cometiendo una especie de fratricidio con la pequeña burguesía, para emplear el término diferenciador que se utilizó en el siglo XIX –el de la gran industrialización de los países –, para diferenciarlos de la “gran burguesía” o los capitalistas, formada por aquellos burgueses que siendo grandes propietarios y gestores de industrias se asociaron a la élite hegemónica en el poder. Porque resulta digno de estudio el hecho de que, aquellos que tanto añoran la República en la que sus padres y abuelos estuvieron viviendo, entre los llamados “proletarios”, según calificación utilizada por Carlos Marx; seguramente no hubieran podido alcanzar el nivel al que han llegado sus hijos, cursando carreras universitarias, si el régimen republicano y su sistema de enseñanza, obsoleto por supuesto, hubiera seguido basado en aquellos planes de estudios que llevaron al señor Azaña a expulsar a las órdenes religiosas docentes de la España republicana, cercenando de golpe más del 50% del potencial educativo del país. Deberíamos añadir que, los curas eran los únicos que proporcionaban una verdadera enseñanza de calidad. Tuvo que ser el general Franco quien, a pesar de las dificultades por las que tuvo que pasar el país de la posguerra, estableciera un nuevo orden en el que los trabajadores, el antiguo proletariado, a pesar de su oposición al nuevo régimen, empezó a gozar de la Seguridad Social y de la posibilidad de que los hijos de obreros pudieran frecuentar las escuelas y acceder a la enseñanza universitaria.

Por consiguiente, muchos hijos de proletarios pudieron cursar estudios superiores e integrarse, como neófitos, en esta parte de la sociedad burguesa a la que ahora se la define como la “clase media”. Esta élite del PSOE que ahora nos gobierna ha sido la que ha sustituido su condición de proletarios por la de burgueses, gracias al general Franco y a su sistema educativo, por mucho que, la mayoría de ellos no quieran reconocerlo y prefieran no acordarse de ello cuando muestran su ingratitud renegando de lo que, para ellos, fue una “dictadura”, que sí lo fue, pero que les permitió salir de la pobreza para ocupar puestos, en muchos casos, relevantes dentro de la sociedad y la política. Lo que sucede es que, estos recién llegados a la burguesía, en muchos casos no se han conformado con quedar relegados a la llamada “pequeña burguesía”, sino que han escalado puestos dentro de los más favorecidos por la fortuna, amasando importantes fortunas y pasando a formar parte de esta élite económica que hoy esta ejerciendo su influencia en el gobierno socialista del señor ZP y su Ejecutivo.

Y aquí es cuando aclaro lo de la conducta fratricida, entendida en un sentido metafórico, de esta clase media enriquecida y poderosa que nos está gobernando, si es que queremos observar quienes salen beneficiados con sus políticas y quienes han salido trompicados del hecho de que los socialistas sean los que gobiernan al país. En efecto, si queremos situarnos a los momentos iniciales de la crisis (aquella que no quería reconocer el señor ZP) contemplaremos como, las primeras reuniones de ZP, antes de intentar utilizar el Parlamento y escuchar las opiniones de todas las formaciones políticas del hemiciclo, fueron con los de la gran banca española. El señor Botín fue quien le aconsejó las medidas que, para él, era básicas para que saliéramos de la situación precaria en la que nos colocaron las sup prime americanas, y el señor Botín consiguió sacarle al Gobierno los primeros 50.000 millones de euros para apoyar a la banca, con el señuelo de que esto serviría para monetizar las arcas de las entidades financieras, proporcionándoles una liquidez que, en teoría, debería servir para que se abrieran a la concesión de créditos a las empresas escasas de liquidez. Nada de esto sucedió y los 50.000 millones de euros se utilizaron para tapar agujeros en los balances de aquellos que los recibieron. Los perjudicados directos de esta política: los empresarios que, faltos de facilidades para financiarse tuvieron que recurrir al único recurso que les quedaba, reducir plantillas, los que pudieron y cerrar las empresas los que no aguantaron el empujón de la crisis. Efectos inmediatos: un aumento del desempleo, una reducción de la producción, una baja de los cotizantes a la Seguridad Social y una retracción de la demanda.

La clase media o pequeña burguesía fue la que experimentó los efectos de la política equivocada del Ejecutivo y, las pequeñas y medianas empresa y los autónomos, empezaron a caer en una progresión geométrica, de modo que, durante los años siguientes al comienzo de las crisis fueron cientos de miles los representantes de estos colectivos que tuvieron que cerrar sus negocios, ante la imposibilidad de obtener financiación y atender sus pagos pendientes. Los socialistas se ocuparon con verdadera diligencia de crear cientos de empresas públicas en las que dar trabajo a familiares, amigos, miembros destacados del partido, y en subvencionar con largueza a todos aquellos colectivos que se les habían mostrado fieles, como sucedió en el caso del cine, los actores, los miembros de la farándula y aquellos a los que querían compensar por sus “méritos” como militantes del PSOE. Esta endogamia y clientelismo nos ha costado miles de millones a los españoles para que salieran favorecidos unos pocos paniaguados del régimen. Claro que, cuando se empiezan a destapar las chapuzas económicas que se nos habían ocultado, nos enteramos de que algunos, no contentos con haber conseguido situarse en los empleos públicos han pensado en enriquecerse rápidamente a costa de nuestros impuestos. El señor Chaves sabe mucho de esto pero lo niega. Allá él.

Es obvio que, contrariamente a lo que se nos pretende hacer ver por el Ejecutivo, estas empresas que se han perdido ya no volverán a ponerse en funcionamiento, porque los empresarios que tuvieron que abandonarlas no es fácil que se dejen convencer para reiniciar sus actividades y, los posibles nuevos empresarios que quieran iniciar un nuevo negocio, es muy posible que no se animen a arriesgarse en un tipo de actividades que han acabado en bancarrota. La realidad es que, el peso de la crisis ha recaído con mayor fuerza y perjuicio en esta clase media, cada vez más numerosa debido a que, al revés de lo que ocurre con los trabajos mecánicos y manuales, cada vez se incrementan los trabajos especializados, las actividades que requieren una preparación académica, en las que, la digitalización y automatización de la fabricación, hacen que, cada vez más, el trabajo manual quede relegado a favor de las máquinas y los robots. Así es como, esta banda de la sociedad, se ha convertido en la que se ve más afectada por los recortes del Gobierno, por el incremento del paro y por los percances empresariales; de tal modo que, la gran impulsora del consumo ha dejado de consumir, ha empezado a ahorrar y se mantiene in statu quo a la espera de acontecimientos. Entre tanto, los impuestos, los servicios, las tarifas, las contribuciones y las hipotecas, siguen haciendo estragos entre estos ciudadanos, que ven como sus ingresos se van mermando y sus gastos más perentorios aumentando, en una dinámica que sólo puede augurar el desastre final.

Honorato de Balzac, en sus “Pensamientos” hablaba del socialismo en los siguientes términos: “El socialismo, que presume de juventud, es un viejo parricida. Él es quien
ha matado siempre a su madre, la República y a su hermana, la Libertad”. Si alguien tuviera alguna duda sobre la verdad de esta frase, basta que se tome la molestia de coger cualquier libro de Historia y se traslade al mes de Octubre de 1.934 para repasar las actividades del señor Indalecio Pietro y del señor Carrillo en lo que fue conocida como “la revolución de Asturias”. Claro que ésta es sólo mi forma de ver las cosas.