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Diario YA


 

España podría haber mantenido su estructura administrativa centralizada tradicional del Estado

Eta, violencia y Maquiavelo

Santiago González-Varas Ibáñez
Catedrático de Derecho administrativo

No estoy tan convencido de que, por desgracia, y, pese a lo que se dice, hayamos derrotado a Eta sin que ésta haya cumplido ninguno de sus logros. No sabemos hasta qué punto la presencia de la organización terrorista desde su origen ha podido por ejemplo influir en el fondo de decisiones clave tales como la creación y ulterior desarrollo del Estado de las autonomías y si éste se habría consolidado de la forma que se ha hecho (hasta llegar a un separatismo con fuerza en Cataluña) si no hubiera sido bajo el telón de la Eta y sus acciones, posible impulsora de fondo de las reformas tendentes al actual desenlace, causando siempre todo el mayor daño posible al Estado español.

De no haber existido esta banda, surge la pregunta de si España podría haber mantenido su estructura administrativa centralizada tradicional del Estado liberal, de doscientos años de historia. En 1975 también había otras opciones soluciones, como por ejemplo haber continuado el modelo administrativo de tipo francés del orden liberal anterior a 1931. Seguramente, podríamos haber soportado la presión nacionalista, de no haber sido por esta desgracia que tuvimos que afrontar. Y España podría haber seguido siendo como Francia, por ejemplo, un Estado democrático pero normal, es decir, centralista. Lo peor de todo (en cuanto a los logros de eta o sus posibles contribuciones) es que hoy día se ha conseguido que el español medio se haya creído a pies juntillas lo de la diversidad de España y las autonomías… como una verdad incontestable, al menos hasta hace pocos años, marginando por ejemplo la virtualidad de otros modelos de Estado, pese a poder estar más arraigados en nuestra historia y en el propio entorno europeo. Llama mucho la atención observar cómo piensa un francés respecto de Francia, por ejemplo (que era como pensaba un español históricamente hasta no hace tanto), y en cambio qué retóricas salen hoy de la boca de un “español medio”. ¿Hasta qué punto es todo esto un pensamiento realmente lógico, y hasta libre, o es un pensamiento artificial y forzado resultado de dar satisfacción a intereses de solo algunas partes de España? ¿No habría sido más lógico afirmar el Estado de las Autonomías, pero valorándolo como un posible remedio frente a un problema, en vez de considerarlo como un bien en cuanto tal? ¿Cómo entender que un español medio sea tan defensor a ultranza de las autonomías si no es bajo este telón de fondo? El caso es, en efecto, que para intentar solucionar el problema de algunas regiones se ha creado una “versión” de las cosas ficticia y contraria a la historia, pero que finalmente todos se creen. Hasta la forma de pensar la hemos tenido que amoldar para dar solución al problema de Cataluña y País Vasco. Tremendo sería que, además, se separasen estos territorios y encima nos quedáramos con el modelo de Estado que creamos para ellos y hasta con una forma de pensar que surge de esto mismo.

En fin, Eta debe disolverse, por supuesto por razones legales, humanitarias y de todo tipo pero también incluso porque ha conseguido más de lo que podría haber imaginado. Quizás no se les haya ocurrido este pensamiento, pero si lo tienen en cuenta acaso decidan pasar a una honrosa jubilación tras haber hecho bien su trabajo y es que ya más daño es imposible hacer. La referida banda podría darse por satisfecha y ponerse fin.
 

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