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Diario YA


 

El sentido común del ex presidente del Gobierno habla de sacar el país adelante entre todos anteponiendo los intereses del país al de los partidos

Felipe González llama a la Unidad nacional en una situación de “emergencia total”

Miguel Massanet Bosch.   Antonio Pérez fue secretario de Felipe II desde 1566 a 1578. Hombre de vida complicada escribió más de doscientas cartas, en dos etapas, que fueron catalogadas como “primeras cartas” y “segundas cartas”. A continuación de ellas y de su obra Las Relaciones parecen los Aforismos. De esta última obra podemos entresacar la siguiente frase: “Al bien común los más enemigos se conciertan”. No podemos decir que estemos viviendo la mejor época para España. A unos gobiernos en los que la bonanza económica nos hacía creer que éramos el ombligo del mundo; que con poco trabajo y esfuerzo, especulando, peloteando, valiéndose de cohechos y con una buena dosis de temeridad y desvergüenza, cualquiera podía subir desde lo más bajo de la escala social a codearse con la jet society; en virtud de ese “poderoso caballero es don dinero” que pasa  por encima de los títulos de nobleza y  grandes científicos, aunque el poseedor huela a lana por los cuatro costados; han sucedido, desde hace casi cinco años, otros en los que no sólo han sido incapaces de conservar pasados esplendores, sino que se nos han obligado a descender del Olimpo al que nos habíamos encumbrado para arrastrarnos a morder el polvo, seco y correoso, de la realidad. No éramos los dueños del mundo, no éramos superiores al resto de Europa y no éramos los más listos e inteligentes de la Tierra; simplemente, habíamos vivido un sueño basado en ficticios paraísos que, sin duda, no estaban reservados para servirnos de cobijo indefinidamente.

Es posible que, a los ciudadanos, nos haya costado convencernos de que el despertar haya sido duro e inesperado; lo que haya tenido por consecuencia el que tardáramos un par de años en admitir (a la fuerza por supuesto), que aquellos oníricos paraísos en los que creíamos vivir, no eran tales, sino que debíamos regresar a aquel duro “ganarás el pan con el sudor de tu frente” bíblico lo que, por extraño que nos pudiera parecer, no ha resultado ser tan fácil como parece y se demuestra, con los más de cinco millones y medio de personas a las que, ni con sudor, consiguen trabajar. Pero, como las desgracias nunca viene solas, los detritus, la lava de este volcán que fueron alimentando los socialistas durante sus dos mandatos, no han tardado en brotar con violencia desde las profundidades de esta sima, que ha sido una política de chaqueteo, de amiguismo, de aprovechados, de incompetentes y dilapidadores, a cargo de unos políticos que confundieron el mandato del pueblo para gobernar, en una merienda de negros donde el que no era capaz de mangar y de aprovecharse del cargo para hacerse rico, era una rara avis digna de ser conservada en una urna de uno de esos museos de rarezas. 
 
No cabe insistir, a lo que nos ha conducido el haber padecido una de las peores plagas de políticos ineptos y desvergonzados de toda la historia de la nación. Por desgracia, las consecuencias las tenemos a la vista: una nación endeudada hasta los topes; una nación en la UCI, a causa de una situación financiera catastrófica; una nación que ha perdido su autonomía para actuar libremente y está obligada a someterse a lo que decidan en Bruselas y en Alemania; una nación en la que, los nacionalismos excluyentes, aprovechan su debilidad para intentar sacar provecho de ello en su beneficio; una nación donde el considerarse español y respetar los símbolos de la patria está mal visto; una nación que, estando en una situación crítica, los que tienen más se niegan a ser solidarios con los que tienen menos; una nación que se siente desprotegida y abandonada a su suerte al comprobar que ni en una situación extrema se puede conseguir que, las distintas facciones políticas y las autonomías, aúnen esfuerzos, todo ello a causa de partidismos, revanchismos y egoísmos locales, que están llevando al país a ser considerado un peligro para la UE.
 
Por eso, cuando hemos escuchado al antiguo presidente del gobierno, señor Felipe González –al que, en muchas ocasiones hemos criticado duramente –, en un acto en el que se le nombraba “hijo predilecto de Sevilla” por su “indudable impulso” a la capital de Andalucía; decir cosas como: “España se encuentra en una situación de emergencia, que no es de hoy, pero que cuando no se ido asumiendo como emergencia va convirtiéndose en una situación muy delicada de emergencia total” a lo que ha añadido un llamamiento, que a ojos de todos los españoles parece ser algo fundamental: “sacar al país adelante entre todos, anteponiendo los intereses del país al de los partidos”, nos hemos sentidos reconfortados. Ha dicho que la emergencia no viene de hoy sino que se ha ido forjando durante los cuatro años pasados. ¡Menudo hachazo para el señor Rubalcaba!
 
Sin duda, el señor González ha dado muestras de patriotismo, de tener sentido común y de no estar condicionado, como el mismo ha dicho, por ningún condicionamiento ajeno a sus propias conclusiones. Porque, señores, si la clase política se ha convertido, para la gran mayoría de los españoles, en uno de los principales problemas que afectan a nuestra nación, no es que se trate de una impresión personal aislada, sino que demuestra, de forma llana y evidente, una unanimidad en calificar de mala y deficiente la honradez, la capacidad y la efectividad con las que los políticos llevan a cabo la misión que el pueblo les ha encomendado. Y es que, a estas alturas, es inconcebible que algunas comunidades autónomas sigan maquinando trampas con las que poner trabas al Gobierno, intentando sacar provecho particular, como es el caso del famoso “pacto fiscal”, un empeño del señor Mas al que, incomprensiblemente, parece que el PP catalán quiere, de una forma u otra, impulsar su aprobación cuando ha anunciado que se van a abstener en la votación, en unos momentos completamente inoportunos y contrarios a los intereses generales españoles.
 
Y es que, señores, los españoles ya estamos hasta las narices cuando se nos vienen recortando las percepciones, se nos hable de pagar medicamentos en mayor cuantía, se suprimen servicios médicos y se anuncia que se van a producir nuevos cortes a los que estaríamos dispuestos a sacrificarnos, si no hubiese casos flagrantes de despilfarros, como es  el que no se haya metido mano a las empresas públicas del Estado, se sigan derrochando los dineros de nuestros impuestos como ocurre con la Junta de Andalucía que les ha vuelto a entregar a CC.OO y UGT otros 26 millones de euros para ¡pásmense ustedes! “fomento de Empleo” ¿Pero, señores, qué empleo, si Andalucía es la autonomía con mas de un 33% de parados? No obstante, a los empresarios también les ha tocado cobrar 17’5 millones para similares fines. Siguen derrochando como si nada.
 
También la TV1, aquella a la que se le han recortado 200 millones de euros por el Gobierno; parece que no se preocupa demasiado por ello, porque han decidido dedicar otros 200 millones en “producción externa”, ¿pero qué pasa que no les meten mano? Porque, señores, Bruselas aprieta pidiendo que se suba el IVA y se retrase más la edad de jubilación. ¡Ah! tomen nota: en la UE causó una pésima impresión la final de la Copa del Rey y el vergonzoso y antipatriótico comportamiento de las hinchadas de ambos equipos, que se ha tomado como una muestra más de la situación precaria en la que estamos y los problemas que vienen causando las autonomías que, por cierto, son las que más desconfianza les producen. Y esta es, señores, mi opinión sobre la cuestión. 

 

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