David Martín. 21 de diciembre. 

El jueves por la noche, en horario de máxima audiencia, Cuatro decidió dedicar su informativo nocturno a la entrevista de Iñaki Gabilondo al Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. De sobra es sabido que nuestro Presidente no es persona fácil de entrevistar porque aprovecha cualquier resquicio para irse por los cerros de Úbeda, pero lo que pudimos ver en la cadena privada más que una entrevista fue un monólogo interior del jefe del Ejecutivo que en ningún momento se vio interrumpido por el periodista vasco. Muchos lo sospechaban, otros tantos lo intuían y los 45 minutos de entrevista lo confirmaron: ninguna novedad, ningún dato que no supiéramos. En resumen, nada.

La pregunta inicial, sobre la crisis económica que padecemos, auguraba una entrevista de auténtico combate de boxeo entre dos púgiles que se odian a muerte, pero más bien confirmó que lo que íbamos a presenciar se asemejaría a un encuentro futbolístico al que la UEFA otorgaría el premio al juego limpio. Gabilondo preguntaba sin maldad alguna y Rodríguez Zapatero se explayaba en circunloquios carentes de valor informativo. El periodista estaba más interesado, lo hizo en dos ocasiones, en que el líder gubernativo dijera, ante las cámaras de su cadena, lo que ya había dicho en otros ámbitos que en rebatir las respuestas del entrevistado. “Ya lo ha dicho, pero quiero que lo diga aquí”, insistía el periodista y el Presidente reiteraba lo ya sabido como si el decirlo en el plató de informativos de Cuatro tuviera más valor que hacerlo en el estrado del Parlamento.

Más de la mitad de la entrevista, 25 minutos, se dedicaron al aspecto económico, pero aún tenemos la duda sobre si la salida de la crisis comenzará en marzo, en el segundo semestre o dentro de dos años. Como el tiempo apremiaba se pasó de puntillas sobre otros temas como la posibilidad de negociar con la banda terrorista ETA, la disolución de los ayuntamientos de ANV, los vuelos sobre territorio español de la CIA con dirección a Guantánamo, el posible aumento de las tropas destinadas en Afganistán y una leve mención a la retirada de la estatua franquista en Santander para, de soslayo, referirse a la ley de memoria histórica. Ninguna pregunta comprometedora, ninguna respuesta noticiable. Nada.

No digo que haya que someter al tercer grado a Rodríguez Zapatero, pero, en una semana en la que miles de españoles se han quedado colapsados en las carreteras por culpa del temporal o ha sido noticia la ocultación del derrumbe del túnel del AVE que unirá Madrid con la Comunidad Valenciana, se echó en falta alguna pregunta referente a la actuación del Ministerio de Fomento, pero nada se dijo porque de lo que se trataba era de hacer una entrevista con cierto aroma a felicitación navideña.