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Diario YA


 

Hipocresía y falta de educación

Miguel Ángel Guijarro. 17 de octubre.

Ya se ha hablado mucho y se seguirá hablando de la sanción impuesta por la UEFA al Atlético de Madrid. Creo que ya está todo dicho. El máximo organismo futbolístico europeo ha perdido hace mucho tiempo el norte y todo lo que no sea una rectificación, será un atropello mayúsculo a un Atlético de Madrid que ha sido el Conejillo de Indias que pasaba por allí en ese momento. No tengo ninguna duda de que el Madrid, el Barça, el Bayern o el Manchester, por citar algunos de los capitostes europeos, hubieran sido tratados de otro modo pero me siguen asaltando otras dudas… una muy clara, ¿de qué nos vale que nuestro presidente federativo ‘figure’ en UEFA como uno de los importantes –me refiero a Ángel María Villar-? Y otra más que preocupante, ¿por qué nos volvemos tan hipócritas al hablar de violencia? En estas mismas páginas se ha hablado mucho de la ridícula sanción impuesta por el Comité de Competición al Espanyol por las famosas bengalas (hay que dar una vez más gracias a Dios que no hubo puntería aquel día). Lo ocurrido en el Calderón es producto de una lacra que existe en la sociedad, la falta de educación. Amparados por una legislación poco contundente y por una permisividad excesiva por todos los estamentos, sus actuaciones se han hecho habituales y lo que tenía que ser desterrado de la faz de la tierra, se ha convertido en algo habitual y para muchos necesario, es decir, no entendemos un partido sin este tipo de grupos. No concibo que si sabemos cómo son y quiénes son, no les citemos antes de los partidos para encerrarlos y evitar que hagan daño. Aquellos ‘chavales’ a los que los propios clubes alimentaron durante años se han vuelto contra sus mayores y ya no atienden a razones… ahora la excusa es el fútbol. Amparados en la masa y en unos colores, campan a sus anchas sembrando el miedo y auspiciados por hipócritas que hacen una cosa y dicen otra. La sanción al Atlético de Madrid por la actitud de los hinchas del Marsella es el billete gratis para todos estos grupos radicales que aprovechan la fiesta que debería ser el mundo del fútbol para liarla. Les importa un bledo el resultado, si su equipo juega bien o no, si su estrella deslumbra o no da pie con bola, solo quieren hacer daño, buscar el enfrentamiento y salir en la prensa poniéndose los galones de ser los más duros, los más fieros y los más violentos. No tienen educación, no la han conocido nunca y si alguien dice esto se nos acusa de carcas, antiguos y más cosas que ya se imaginan. Esta libertad no es la que yo quiero, esta imagen del fútbol no es la que necesitan las generaciones que vienen por detrás. Todos entendemos que haya que endurecer las medidas, que se intensifiquen los controles, que se sea quisquilloso encima pero a todos nos molesta esperar en una cola de un estadio para que nos cacheen, a todos nos sienta mal que piten los detectores en un aeropuerto y tengamos que quitarnos hasta los zapatos… queremos seguridad pero para los demás. Si pedimos más seguridad, acatemos las obligaciones y sobre todo no vilipendiemos a una policía que actuó correctamente con la contundencia necesaria ante unos energúmenos que encontraron lo que merecían…

Mañana se juega el derbi en el Calderón. Veremos qué ocurre… y hablo (confío en ello) solamente de fútbol.

 

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