Principal

Diario YA


 

“Cuando hables procura que las palabras sean mejores que el silencio”

Incongruencias y contradicciones de Pedro J.Ramírez

Miguel Massanet Bosch.  “Cuando hables procura que las palabras sean mejores que el silencio”  dice el proverbio indio. Creo que es un pensamiento del que todos debiéramos aprender, especialmente, en aquellos casos en los que lo que decimos pudiera tener consecuencias imprevistas o causar perjuicios a otras personas. Y es que, señores, hay ocasiones en la vida en las que quedamos perplejos ante determinadas opiniones vertidas por personajes conocidos en la sociedad, de un cierto relieve intelectual y, como en el caso que nos ocupa, director de un diario de gran solvencia y tirada, cuyos artículos no pasan indiferentes para quienes quieren seguir la política y los principales acontecimientos de esta nación. No estamos refiriendo al señor Pedro J. Ramírez, director del diario Mundo y personaje ampliamente relacionado dentro de los estamentos políticos  e intelectuales, entre los cuales se mueve como pez en el agua. Sin embargo, es una persona llena de contradicciones a la que es difícil encajar dentro de un estereotipo determinado, si bien es evidente que siempre está encantado de haberse conocido.

Por ejemplo, yo siempre lo he tenido por un personaje de derechas, un conservador nato algo que puede constatarse por su modo de vida, su posición desahogada y por su propia esposa una señora de familia ilustre aunque, esto suele suceder con frecuencia, de ideas muy liberales y tendencia hacia  lo rompedor, como ha dejado evidente en muchas ocasiones con sus particulares ideas sobre la moda. En efecto, fue un defensor acérrimo del señor Rajoy, apostando por él durante el periodo pre-electoral y siendo uno de los que más aplaudió al nuevo Ejecutivo cuando apareció la lista de los ministros que deberían sustituir al antiguo gobierno del señor Rodríguez Zapatero. Seguramente, si se le preguntara, negaría tener una tendencia determinada y afirmaría que, la línea de su periódico, a la par de la suya, estaba siempre del lado de la verdad, sin que en sus artículos hubiera ni una pizca de partidismo, subjetivismo ni tendencia política determinada. Esto sería lo que contestaría, pero todos sabemos que esto, en definitiva, sería lo que nos respondería cualquier director de periódico, incluso el del desaparecido, afortunadamente desaparecido, Público, de tendencia claramente de extrema izquierda.
 
Yo siempre he tenido la sensación de que el señor P.J.Ramírez, a pesar del éxito alcanzado en su profesión y del lugar destacado que ocupa en la creme de la alta sociedad; tiene una espina clavada en su sobredimensionado ego que, por mucho que intente disimularlo, de tanto en tanto le es imposible ocultarla. Y es que, el señor Ramírez, todavía no ha conseguido que ningún gobierno, fuere del color que fuere, lo haya nombrado ministro. Una persona de su talla, de sus conocimientos, de su posición social y proyección mediática ¡qué menos puede aspirar que a ocupar un puesto en el Ejecutivo! Y ya que me refiero a esta obsesión de algunos personajes mediáticos, que parece que siempre les deben y no les pagan y que, por mucho éxito que hayan tenido en la vida y sean reconocidas sus facultades como escritores, periodistas y comentaristas; parece que la sociedad les debe algo y se afanan en convertirse en unos críticos contumaces con cualquier personaje que tenga poder, como si estuviesen empeñados en descalificar a todos aquellos que ellos consideran como presuntos “rivales”, que les han usurpado un puesto público que, ellos, están convencidos que ocuparían con mayor propiedad y eficiencia. Me refiero, como no, al señor Federico Losantos, de Radio.Es. 
 
Pero, sin perder el hilo de este comentario, en ocasiones da la sensación de que, el señor Ramírez, que tanto ensalzó las medidas puestas en práctica por el nuevo gobierno del PP; que tanto alabó la presteza con la que se enfrascaron los distintos ministros en sacar a la luz los problemas principales, a los que debían enfrentarse, para paliar la desastrosa situación en la que dejaron España los socialistas de ZP y Rubalcaba y que tanto apoyó las reformas en el ámbito laboral, la ley de Estabilidad Presupuestaria y las medidas de austeridad, evidentemente necesarias para contentar a Europa y conseguir que, al menos, prolongaran los préstamos del BCE y nos dieran un margen de confianza para que, nuestro déficit público para el 2012, pudiera ser del 5’3% en lugar del 4% que anteriormente se nos exigía. Pero si ustedes lo hubieran escuchado hoy, que participaba en una tertulia de la COPE, juntamente con otros contertulianos, daba la sensación de que, de pronto, había acudido a su ropero y había cogido una nueva chaqueta, esta vez con los colores socialistas, para poner a caldo el gobierno del señor Rajoy, exigiendo resultados, más explicaciones y poniendo en duda los resultados de su política de recortes. Basta decirles que, una de las tertulianas habituales, la señora Antonia Trujillo, ex ministra del PSOE, que siempre se encuentra en minoría, estaba exultante ante el apoyo inesperado que le daba el señor PJ.
 
No obstante, como dice el proverbio que he citado al principio, a mí me da la impresión que, el señor Ramírez, ha perdido una ocasión sensacional de permanecer callado. Es obvio que el pedirle continencia verbal a el director del Mundo es como pretender detener la órbita de la Luna alrededor de la Tierra, pero debo decirles que, por lo que a mí respecta, este personaje se ha pasado de rosca en sus reiteradas críticas a la labor del nuevo Ejecutivo, sin tener en cuenta que sólo lleva 4 meses en el gobierno; que por mucho que la izquierda pretenda que nos olvidemos la realidad la verdad es que, el PSOE, ha dejado nuestra economía por los suelos; nuestra deuda pública en límites preocupantes y, por lo que respecta a las autonomías, con un endeudamiento todavía peor que el del gobierno central. El reprochar al señor Rajoy el que todavía no haya aplicado la tijera a la estructura del Estado, como si esto se pudiera hacer improvisando como, por cierto, era práctica habitual del señor ZP;  no es más que apoyar al señor Rubalcaba en su campaña de acoso y derribo al Gobierno. 
 
El pedir resultados, sin tener en cuenta los problemas que tenemos (arrastrados del anterior gobierno) con la CE; la inseguridad de las bolsas ante la falta de confianza que inspira la situación de nuestras autonomías; o el pedir una reactivación económica cuando los bancos no dan abasto en comprar deuda pública y la prima de riesgo está por las nubes, es tanto como pedir a los ciudadanos que dejen de respirar para no gastar el O de la atmósfera. Es evidente que el Gobierno está intentando, por todos los medios de que dispone, parar la avalancha de problemas que nos llegan del exterior y que, no obstante, Rubalcaba y, por lo visto, el señor Ramírez, le reclaman con premura; forzosamente, van a tener que esperar por muy urgentes que nos puedan parecer. No, señor PJ, no es momento de hacerse el listillo ni de dedicarse a pastelear con la oposición para hacerse el importante; porque usted sabe que lo que dice puede perjudicar mucho al nuevo gobierno, puede desmoralizar más a la ciudadanía y puede darles agallas al señor Cayo Lara y al señor Rubalcaba, que están ansiosos de que fracase el Gobierno para volver al poder, algo que, si ocurriera, sería sin duda la mayor catástrofe que le pudiera suceder al país. Claro que yo sólo soy un simple ciudadano de a pie, que expone sus preocupaciones. Esperemos que esté equivocado. 

 

Etiquetas:Incongruencias y contradicciones de Pedro J. Ramirez