Principal

Diario YA


 

Intestino: ¿realmente es nuestro segundo cerebro?

Imagen: https://pixabay.com/es/photos/dolor-abdominal-ataque-m%C3%A9dica-2493327/

Desde hace varios años se habla de un segundo cerebro localizado en el intestino. De hecho, diversos estudios se han centrado en investigar esta relación y su funcionamiento.
Realmente tenemos un segundo cerebro localizado en nuestro intestino que influye en nuestro juicio y en nuestras decisiones. En realidad se trata de lo que se denomina  Sistema Nervioso Entérico (SNE), una extensa red de neuronas y neurotransmisores similares a los que hay en el  cerebro, que están localizados en y alrededor de nuestro intestino.
Su función principal no es otra que gestionar la digestión. Sin embargo, la presencia de toda esa complejidad cerebral hace mucho más. En realidad el SNE está en comunicación constante con el cerebro a través del nervio vago, que supone una auténtica autopista de información del propio cuerpo.
Gracias a este sistema las señales que fluyen de un lado a otro de la autopista, de modo que pueden influir en nuestras decisiones, estado de ánimo y bienestar general.
Es precisamente debido a esta relación entre el cerebro y el intestino por lo que es tan importante cuidar la salud intestinal.

Sistema nervioso entérico y el microbioma
El sistema nervioso entérico (SNE) y la conexión cerebro-intestino se están convirtiendo en un enfoque importante en la medicina del siglo XXI. Sin embargo, los primeros indicios de su importancia surgieron hace más de un siglo.
La investigación actual se centra en el microbioma, una amplia gama de bacterias, virus y otros organismos se encuentra en todo el cuerpo, pero especialmente en el intestino.
Al igual que el SNE, el microbioma se centra principalmente en la digestión. Pero su comportamiento en el intestino es controlado por el SNE. En cuanto a la información, esta se transmite a través del nervio vago directamente al cerebro.

¿Puede el estrés provocar problemas intestinales?
Esta conexión cerebro-intestino explica cómo podemos sentir el estrés y las emociones en el intestino, como las típicas “mariposas en el estómago” del enamoramiento o una diarrea antes de un evento importante.
Tener gases en el estómago o problemas para hacer la digestión también puede deberse a una cuestión relacionada con el eje cerebro-intestino. Estas "sensaciones intestinales" son el resultado de la comunicación del estrés al intestino a través de estas vías nerviosas bidireccionales.  De hecho, se sabe que el estrés está asociado con cambios en las bacterias intestinales que, a su vez, pueden influir en el estado de ánimo.
Por otra parte, se cree que algunas personas son particularmente sensibles a los efectos del estrés y que, por lo tanto, tienen una sensibilidad intestinal que juega un papel importante en las enfermedades gastrointestinales funcionales. El cerebro también juega un papel importante e influye en cómo se experimentan estas sensaciones en el intestino.
Teniendo esto en cuenta, una manera de actuar ante cualquier problema intestinal puede ser tener como ingrediente importante el cuidado de la salud mental. Una buena alimentación es importante. Pero ayudar a crear un ambiente saludable desde el punto de vista emocional también nos puede ayudar a cuidarnos y a cuidar de la salud de los que nos rodean.