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Diario YA


 

Protagnistas del día

Juan Álvarez de Mendizábal

Muchos apuros económicos atravesaba España en los años treinta del siglo XIX. A decir verdad, los tales apuros económicos lo eran también políticos, culturales, sociales y, en definitiva, morales. Baste con recordar que desde 1833 a 1840 tuvo lugar una guerra civil, los dos bandos de entonces se llamaban liberales y carlistas. Pero surgió el político-milagro, del que se esperaba la solución para todos problemas. Y este no era otro que nuestro protagonista del día, Juan Álvarez de Mendizábal, que falleció el 3 de noviembre de 1853. Su fórmula mágica era el recurso al crédito, hasta que los prestamistas se cansaron de prestar y no cobrar. Entonces Mendizábal, indecorosamente, metió mano en los bienes de la Iglesia, se apropió de ellos y los vendió en públicas subastas, más de una vez amañadas. Menéndez y Pelayo calificó todo aquello como “un inmenso latrocinio”, si bien las investigaciones históricas más recientes sostienen que el egregio santanderino debía tener la vista corta, porque la desamortización fue una cascada de ingentes latrocinios.

A cambio, para que la apropiación no fuera tan indebida, el Estado se comprometía a mantener al clero. Pocos saben hoy, y muchos menos son los que quieren recordar que las aportaciones del Estado a la Iglesia en España no se deben a que seamos muchos o pocos católicos, sino a recompensar –con muy poco dinero, por cierto-, el monto que se llevaron en ese “inmenso latrocinio”.