Principal

Diario YA


 

¿Y qué entiendo por el sistema católico español?

La esquirla del tobogán

Javier Paredes. Las risas de los juegos infantiles de repente se tornaron en llantos y el tobogán se tiñó de sangre, cuando uno de los niños se deslizó por él. Nadie había reparado antes de estrenarlo que a mitad de la rampa sobresalía de la chapa una pequeña esquirla, tan pequeña que pasó inadvertida; pequeñísima sí pero suficiente para rasgar los muslos de aquella criatura. Así es que fue necesario machacarla hasta hacerla desaparecer, para que no se volviera a repetir el accidente.

 Y me ha venido al recuerdo este acontecimiento de hace años, tras leer un artículo de Luis Fernando Pérez Bustamante, titulado La insoportable levedad del voto católico http://infocatolica.com/blog/coradcor.php en el que se dice lo que estando en boca de muchos, se atreven muy pocos a poner negro sobre blanco. Y para que no quepa dudas, el autor ilustra su escrito con una fotografía del conocido monumento al demonio de Mariano Benlliure.

 En uno de los párrafos escribe Pérez Bustamante: “La Iglesia en este país, por razones que ya no vienen al caso recordar, renunció a apoyar una opción política genuinamente católica. Se apostó por la presencia de católicos en los partidos que podían llegar al gobierno. Se suponía que los católicos dentro de esos partidos podrían ejercer una influencia benéfica que impediría la llegada de leyes inicuas.

¿Alguno de esos políticos católicos ha podido parar el divorcio, en su versión primera y en la express actual?
 No.

¿Alguno de esos políticos católicos ha podido parar la legislación proabortista, lo cual incluye a la que quizás se apruebe en esta legislatura?
 No.

¿Alguno de esos políticos católicos ha podido parar la ideología de género y el “matrimonio” homosexual?
 No”. 

         No me cabe duda que los obispos españoles obraron con la mejor voluntad al apostar por esta estrategia, pero las cosas son lo que son y los resultados resaltan la verdad del refranero español cuando afirma que el infierno está empedrado de buenas intenciones, porque la peor de las mentiras del demonio consiste en reducir la doctrina de Cristo a ideología política, que es lo que vienen haciendo desde hace tiempo los dos medios más importantes de comunicación de la Iglesia, la COPE y 13TV,  al ponerse descaradamente al servicio del Partido Popular. Y lo malo es que a los obispos se les han unido y les han seguido la corriente en este punto los dirigentes de los llamados nuevos movimientos o realidades de la Iglesia, que tanta in fluencia tienen entre el laicado. De este modo, la mayoría de los divisas, ante la posibilidad de no participar en el reparto de los prados para el pasto,  han renunciado a defender la legitima libertad de los católicos en materias opinables, para apoyar la formación del sistema católico español.

¿Y qué entiendo por el sistema católico español? Pues un conjunto de piezas armonizadas y coordinadas para conquistar el poder, poniendo la religión al servicio de la política. De este modo se han entregado al Partido Popular periódicos, radios, televisiones y todo una serie de asociaciones –aconfesionales según sus dirigentes, por más que sus convocatorias se hagan mediante carteles colgados en las parroquias- que han cambiado el viejo lema de “fuera de la Iglesia no hay salvación”, por el de “los católicos no tienen nada que hacer fuera del PP”. Y conculcando la libertad de los católicos en materia política, que permite a los laicos participar en distintos partidos políticos, siempre que no contradigan la doctrina de la Iglesia, el actual sistema católico español, aunque no de derecho, de hecho ha convertido al Partido Popular en el partido único de los católicos, mediante la estrategia del voto útil. Así las cosas, se consigue que todas las piezas del sistema católico español funcionen al unísono para crear la opinión de que la santidad y la corredención deben dejar de ser los objetivos principales de los católicos, porque lo único importante es arreglar la economía y permanecer en la Moncloa.

 Gracias a la manipulación hecha por los medios de comunicación,  que forman parte de este sistema católico español, se ha conseguido convertir al Partido Popular en el partido único de los católicos, a pesar de que su programa en materias claves como las de la familia y la vida son claramente anticristianas y chocan frontalmente contra la doctrina social de la Iglesia.

  La estrategia para conseguirlo es bien sencilla y se realiza de dos maneras. En primer lugar, todos estos medios de comunicación silencian cualquier iniciativa cristiana que  a su entender pueda perjudicar los intereses del Partido Popular. Sobran los ejemplos de ello, pero sin duda el más sobresaliente fue la manipulación realizada por los medios de comunicación de este sistema católico español para ocultar que  el partido social cristiano, Alternativa Española,  fue quien puso la denuncia contra  Morín, el dueño de las clínicas abortistas de Barcelona. Y cuando la opinión pública se estremeció al saber que en esas clínicas había una trituradora para los fetos conectada con las alcantarillas, y no hubo más remedio que buscar a alguien que hablara de los hechos, naturalmente los medios de comunicación del sistema católico español, a pesar de que sabían quién había puesto la denuncia contra Morín, en lugar de llamar a los responsables de Alternativa Española, sólo dieron cabida en su informaciones a los dirigentes de las asociaciones pro vida y familiares, integradas en su mismo sistema católico, demostrando una vez más que dichas asociaciones antes que pro vida y pro familia, son defensores del Partido Popular.

 Y junto al ocultamiento y el silencio de cuantas iniciativas pudieran poner en evidencia la actuación anticatólica del Partido Popular, la segunda manera de manipulación de los medios de comunicación consiste en convencer a los católicos de que no hay mejores defensores de los intereses católicos que los líderes del Partido Popular, aunque actúen contra la doctrina de la Iglesia. Para validar semejante contradicción, el sistema católico español ha generalizado como norma moral la del mal menor.  De este modo, hagan lo que hagan los políticos del Partido Popular, el sistema les disculpa y bendice sus actuaciones, y ello con el argumento de que siempre puede venir alguien que empeore la situación en la que nos encontramos. Pongamos otro ejemplo clarificador. Esperanza Aguirre ha sido promocionada por los medios de comunicación de este sistema católico como la genuina defensora  de los intereses de los creyentes españoles. Y esos mismos medios que denuncian las tropelías de los gobiernos socialistas, callaron  cosas tales como que el  gobierno de Esperanza Aguirre era el que más abortos financiaba en toda España y uno de los pocos que también subvencionaba el cambio de sexo.

 El resultado de todo ello es que este sistema católico español sirve para conquistar el poder, pero no para recristianizar la sociedad. Es más, este sistema católico lo que hace es descristianizar aún más de lo que ya está la sociedad, al ocultar que el verdadero mal, que actúa como un cáncer, no está fuera sino dentro de la Iglesia en España. Por lo demás, los católicos -clérigos o laicos- que mantienen y se benefician de este sistema católico que acabo de definir, lo han perfeccionado de tal modo, que han acabado de convencer a la mayoría de los católicos de que es imposible vivir a fondo la fe cristiana en la vida pública, y que por lo tanto hay que conformarse con una versión centrorreformista, moderada y malminorista de la idea cristiana de la vida pública, para no ser tachados de radicales o intransigentes. El resultado no puede ser más negativo, pues a diferencia del laicismo de la Segunda República que provocó una eclosión de mártires, el laicismo actual de la derecha pagana del Partido Popular ha generado un gran número de traidores, cobijados y promovidos por el sistema católico español.

 Y con el tiempo y la persecución ya son pocos…, poquísimos los católicos que se niegan a formar en la filas de este nefando sistema. Muy pocos y muy insignificantes, pero por pequeños que sean es preciso machacarlos, hasta que desaparezca la esquirla del tobogán, que resulta muy incómodo asentar las posaderas en la poltrona con las nalgas rasgadas por la diminuta esquirla de la disidencia del sistema católico español.

 

Javier Paredes

Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá
 

Etiquetas:javier paredes