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Diario YA


 

La falta de control y ahora los porcentajes

Enrique de la Puente
En un astillero español con un excelente cuadro de profesionales, en aquellos tiempos, en los que la formación académica era mucho más completa que la de ahora, porque no había tanta especialización como existe en la actualidad, uno de dichos profesionales tenía, entre otras muchas, la responsabilidad del control de los consumibles comunes en el astillero, haciendo el análisis de los datos así obtenidos para planificar las siguientes compras; de estos análisis se derivaban las estadísticas de utilización de los distintos productos. Una de las conclusiones a las que llegó en una ocasión fue que en el mes de septiembre se gastaban más lápices, bolígrafos y cuadernos que en el resto del año, de lo que deducía que los trabajadores del astillero se llevaban dichos productos en el comienzo del curso escolar de sus hijos. En otro de sus análisis, detectó el consumo exagerado de papel higiénico y como tenía un gran sentido del humor, estimando que la utilización de consumo de papel higiénico, tras una deposición, era de un metro del dicho papel (era muy generoso), teniendo en cuenta el consumo del mismo y el número de trabajadores del astillero, para consumir tanto papel, cada uno de estos trabajadores tendría que hacer siete deposiciones diarias y eso que supongo que no habría tenido en cuenta a los estreñidos, con lo cual el número de deposiciones de los demás habría aumentado. Cuando el director del astillero tuvo conocimiento de estos análisis, no dio importancia a lo primero, porque las cifras no eran significativas, pero mandó que se investigara lo segundo; la investigación puso de manifiesto que en una determinada área del astillero se utilizaban los rollos como amortiguadores en el transporte de piezas pesadas; como le pareció poco profesional ordenó que se diseñaran unos amortiguadores a base de muelles y caucho.
He hecho esta entrada para decir que entonces existía un control que evitaba abusos y ayudaba tanto a la planificación como a los procesos de producción.
En otros artículos he insistido en la importancia del control, que parece que no funciona en la actualidad, en la que el coste de la corrupción, por falta de control, se mide en millones, no de pesetas, sino de euros. También he escrito sobre la corrupción, no ya sólo con el tratamiento de los bienes materiales, sino de otras cosas, como la corrupción del lenguaje, mediante el cual nos manipulan, o al menos lo intentan, o la corrupción de la información, transformando la verdad en medias verdades, o directamente en mentiras, o cuando nos ocultan información y no nos cuentan cosas que pasan aquí y nos dicen, por ejemplo, cómo el presidente Trump trata a los periodistas, pero en cambio no nos dicen que en España, se ha despedido a unos cuarenta periodistas de TV1, y se han sustituido por otros más afines. Esta sustitución de unos por otros también se está llevando a cabo en otros ámbitos; por poner otro ejemplo, en los jurados que otorgan premios. ¿Nadie controla todo esto?
Estamos asistiendo en estos días al conocimiento de algunos casos que van a acabar con el prestigio de las universidades españolas. Por lo que parece, se han creado universidades con profesionales de dudosa ética, o se han sustituido en las antiguas a profesionales serios por este otro tipo de profesionales que facilitan títulos a personas afines a un determinado poder, supliendo, en la mayor parte de los casos, las carencias en el currículum de estos afines. ¿Nadie controla todo esto?
Cuando hoy en día se consulta alguno de los medios de comunicación, que aparentemente son independientes, las noticias que aparecen demuestran una degradación alarmante en estas actuaciones para consecuentemente, decir que hay corrupción. Una de estas noticias, que está provocando una gran expectación es la relativa a la tesis doctoral de Pedro Sánchez, nuestro presidente.
Es curioso ver cómo ahora, después de aplicar distintas herramientas informáticas, el nivel de plagio de la tesis doctoral, ronda el 0,96 %, el 13 %, o el 17 %, según la herramienta utilizada. Por supuesto, que cada uno utiliza el resultado que más sirve a sus intereses, para demostrar que tiene razón; en el caso de 17 % significaría que casi una de cada cinco páginas estaba copiada, ¡Qué barbaridad! Me imagino que además de las herramientas informáticas que se han utilizado, habrá expertos que analicen la tesis para determinar la cantidad de material plagiado. Todo esto independientemente de que la tesis sea buena, regular o mala, aunque según la opinión de algunos expertos no reúne la calidad necesaria para haber obtenido el “cum laude” que se le dio. También se argumenta sobre la composición del tribunal, que en vez de estar formado por doctores veteranos y con prestigio, estaba formado por tres doctores que sólo lo eran desde hacía muy poco, uno de ellos sólo dos meses. Durante seis años no ha sido posible consultar, para poder analizarla, la tesis doctoral de marras, otra circunstancia más que sospechosa. Al parecer, como esto es importante para los intereses de la oposición, sí nos hemos enterado. Ya veremos cómo acaba.
Puestos a pensar en la capacidad de manipulación de Pedro Sánchez, me cuesta creer que fuera capaz de crear un tribunal de tesis doctoral con inexpertos, para convertirse en doctor, en las condiciones que están saliendo a la luz; que después de ser echado de la Secretaría General del PSOE por su propio partido, la reconquistara y en la actualidad sea Presidente de Gobierno, mediante una moción de censura que nadie comprende cómo prosperó. Se llega a la conclusión de que o bien esa capacidad de manipulación es infinita, o bien que hay alguien detrás que lo ha venido preparando para que, una vez instalado en el poder, le pague, vete tú a saber qué. ¿Nadie controla todo esto?
Está claro que los partidos políticos preparan sus cachorros para ir sustituyendo a los que, por una causa o por otra, dejan de estar en activo y que durante un tiempo Pedro Sánchez fue uno de estos cachorros, pero el propio partido se lo quiso quitar de en medio en un determinado momento al no responder a sus expectativas, pero Pedro Sánchez superó esta circunstancia y se hizo con el partido.
Ya se ha publicado que Venezuela financió a Podemos y que Roures, al que algunos consideran el hombre de Soros en España, con la ayuda del PSOE de Zapatero, pudo crear Público, La Sexta y Mediapro.
¿Tendrá que ver el fenómeno Sánchez con Maduro, el sucesor de Chávez? ¿Tendrá que ver el fenómeno Sánchez con Georges Soros? Se pueden hacer conjeturas sobre esto, pero lo que no admite dudas es que cuando algo similar ha ocurrido en nuestro entorno y un político europeo se ha encontrado en una situación como la del señor Sánchez, ha dimitido. ¿Qué hará el señor Sánchez? ¿Se seguirá hablando de porcentajes de plagio?
Unos días después de haber escrito lo anterior, he oído en la radio que la empresa creadora del software empleado por La Moncloa para analizar la tesis de Pedro Sánchez, al realizar su propio análisis, no obtiene el resultado de 0,96 % como han dicho en Moncloa, sino 21 %. Si esto es cierto, el porcentaje de plagio ya es más que exagerado, además del hecho de volver a haber mentido Moncloa. El ministro alemán que citó Sánchez en el Congreso de los Diputados, dimitió por haber plagiado un 20 %.