Juan Manuel Alesson. Todo, o poco, queda ya por hacer. Depende de cómo se mire. Pero de entre las sensaciones que quedan, acaso las de la incredulidad y la perplejidad estén por encima de otras. Lo que sí es cierto es que lo que ahora deben hacer los españoles es salir adelante. Más allá de cualquier otra esperanza o propósito, salir adelante, con el lastre que se lleva y con lo que esto implica, debe ser lo único que se busque, como un faro en la noche de tormenta. Sin lamentos, pero tratando de aprender todo lo posible de este viaje donde nunca hubo un rumbo dado ni un destino, y donde nadie a bordo supo jamás qué debía hacer o cómo gobernar la nave… que es la nave de todos. Porque, siempre, un Gobierno, debe ser, en primer lugar, el gobierno de y para todos. Eso es lo que sabe y espera cualquier ciudadano en cualquier país civilizado. Es una obviedad, pero que los políticos españoles demuestran tercamente desconocer.

      Sí, en esto se cifra todo ahora: en aprender de los errores y en seguir trabajando lo mejor que se pueda. En cualquier caso, ¿qué otra cosa sensata se puede hacer en una situación semejante? Hay quien ha perdido mucho, y muchos que lo han perdido todo, acaso sin merecerlo -en buena medida, la responsabilidad es de una nación que se ha dejado engañar, (la historia de España suele mostrarse así de vulgar repitiendo el modelo de gobernantes y gobiernos calamitosos, corruptos y traidores, y el de un pueblo inculto pródigo en salvadores de la patria, héroes y villanos). Inaceptable-.

      Mientras este Gobierno no deja de hacer el ridículo allá dónde va, hablando de burbuja inmobiliaria, memoria histórica, estatutos de autonomía, alianzas de civilizaciones, y se salta los protocolos según le viene en gana a su Presidente -¿puede este inepto presidir otra cosa que no sea España?-, en Inglaterra, los periódicos hablan de banking crisis o de financial crisis para explicar a sus lectores los duros ajustes que está haciendo el nuevo Gobierno de David Cameron y Nick Clegg. Hace siglos que juegan en otra liga. Y la suya es la historia que apetece escribir.