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Diario YA


 

“Por lo que reconocemos el papel del cristianismo en la pervivencia de la nación.”

La impresionante nueva Constitucón de Hungría

Redacción. Esto dice la nueva Constitución de Gungria: “Nosotros, los Miembros del Parlamento, conscientes de nuestra responsabilidad ante el Hombre y ante Dios”… “Estamos orgullosos de que nuestro Rey San Esteban, patrón de Hungría… y de que durante mil años, hayamos fundado sobre buenos cimientos nuestra patria, incorporándola a la Europa cristiana”… “Por lo que reconocemos el papel del cristianismo en la pervivencia de la nación.”

Firma de apoyo al gobierno de Hungría

El pasado 25 de abril fue aprobada la nueva Constitución magiar, con una amplia mayoría de más de dos tercios de la cámara a su favor, que pertenecen a la coalición liderada por el FIDESZ, un partido anticomunista dirigido por estudiantes que fueron en su día perseguidos activamente por el régimen marxista. Su representación ha aumentado desde el 8,95 por ciento de los votos que obtuvo en 1990, hasta el actual 52,73 por ciento.

Ante esto, nos preguntamos:
¿Podría la Hungría post comunista liderar una resurrección de los valores cristianos que muchos pensaron que habían desaparecido para no volver a las leyes en Europa? Lo cierto es que el reconocer las raíces cristianas de Europa, lejos de haber sido motivado (como podría ser el caso de Polonia o de Irlanda o de una España menos acomplejada) por una amplia mayoría de ciudadanos de fe cristiana, es para los magiares un simple acto de justicia histórica.

Nada que ver con la cobardía con que la inmensa mayoría de los políticos europeos, incluidos los del PP, afrontaron la redacción de la afortunadamente abortada “Constitución Europea” (esa que tanto entusiasmaba a ZP), que evitaba cualquier mención al cristianismo, en un estúpido y sectario ejercicio de auto-negación de nuestra realidad histórica, especialmente deleznable a ojos de cualquier entendido en la materia, dado que si hay algo que nadie puede negar que han compartido todos los pueblos de Europa (incluso mucho más que los legados romano y griego), ese algo es sin duda el legado de nuestra fe y de nuestra moral cristianas.

En consecuencia, la mención magiar a la realidad cristiana de Europa es más un ejercicio de sensatez, que de cualquier otra cosa, aunque no por ello va a dejar de asustar a las sectarias y a menudo incultas, masas progresistas de la vieja y decadente Europa.

Aun así ¿Qué decir de que dicha Constitución exija que el Estado proteja “la institución del matrimonio como una comunidad de vida entre un hombre y una mujer” o que “la vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción”?.

Con estas medidas, la Hungría del Presidente Pál Schmitt se incorpora con fuerza al pequeño grupo de Estados europeos que defienden la familia natural (con un estatus específico para la relación entre hombre y mujer), y que reconocen el derecho a la vida de los seres humanos no nacidos, oponiéndose con ello a la “Ideología de Género” y a lo “políticamente correcto”. Y es la propia existencia de estos países en el seno de la Unión Europea (no importa su escaso peso actual), lo que puede cuestionar y poner de relieve en el futuro, la insensatez de las políticas anti-familia y anti-natalidad actualmente predominantes, pues la locura que representan para Europa las políticas “progresistas” de la cultura hedonista y consecuentemente de la denominada “cultura de la muerte”, será gracias a ellos y por comparación, mucho más evidente. Además, suponen la constatación de que hay una posibilidad real de vuelta atrás ante las leyes abortistas. Ese es el caso de Polonia (que pasó en 1993 de una legislación de aborto libre, herencia del comunismo, a una situación de gran restricción) y de Irlanda o Malta.

De entrada, el gobierno magiar del Primer Ministro Viktor Orban, ha iniciado una inteligente campaña publicitaria en defensa de los no natos, para ir sensibilizando a su población de la realidad de lo que es el aborto. ¿Veremos alguna vez una campaña semejante en España con el PP o con CiU?

En la misma línea que comentamos, la constitución húngara ensaya algunas valientes y muy novedosas iniciativas, que en España solo han defendido algunos de los pequeños partidos que, como la Comunión Tradicionalista Carlista , defienden los “Cuatro Principios no Negociables” de Benedicto XVI. Entre ellos nos encontramos con una propuesta muy valiente y muy justa en el art. XXI.2 de dicha Constitución magiar: “Un sistema de sufragio ponderado que atribuya a las madres tantos votos como hijos tengan a su cargo”.

Esta frase es un auténtica bomba que rompe (muy sensatamente), con el “sacrosanto” discurso demócrata-liberal de “Un hombre, un voto”, pero ¿Acaso no es justo que los hijos tengan representatividad y que esa representatividad esté a cargo de sus tutores naturales? ¿No son los hijos el mayor bien de toda sociedad y no son sus padres los que los sacan adelante?
¡Sin duda que sí!

Pues bien, tanta sensatez es indigerible para la rancia y decadente Europa de los planteamientos “progres”, que está ya presionando al Gobierno de Hungría, para evitar que la misma entre en vigor, a partir del 1 de enero de 2012, acusándolo de que su nueva Constitución va a “desmantelar el imperio de la ley y erosionar una frágil cultura política democrática”

Es por esta razón que os animamos a todos a firmar nuestra alerta felicitando y animando al Gobierno y al Parlamento Húngaro, para expresarle nuestra simpatía y nuestro apoyo: