Fina Millán-Hita. No puedo menos que deplorar la actitud y decisión del Colegio de Médicos de Barcelona de rehabilitar como miembro de este Colegio oficial, al doctor Morín, un personaje que desde el punto de vista médico y personal está inhabilitado totalmente para ejercer la Medicina por sus prácticas abortivas carentes del más mínimo respeto a algo que no sea sus abundantes emolumentos.

En descarga de la Junta de Gobierno quiero pensar que se han visto presionados fuertemente por ciertos sectores (político, económico, ciertos lobbies...) de la sociedad. Ello puede servir de excusa sólo hasta cierto punto, pues la rendición de los principios de este Colegio acarrea graves consecuencias que la Junta tendrá que aclarar al ciudadano y a toda la comunidad médica.

No quiero imaginarme qué pensarían dignísimos médicos como Marañón, Ramón y Cajal, etc. sobre la incomprensible decisión de este Colegio... tampoco me extrañaría que Hipocrates se revolviera en su tumba contemplando semejante villanía...

Han perdido la confianza y estima que hasta el momento he profesado a la Entidad, y me temo que los miembros de la junta han colocado en una posición insultante, injusta, ridícula, incoherente e inaceptable a la inmensa mayoría de los médicos, que a partir de ahora se verán comparados - necesariamente - con un matarife.

Han conseguido con esta decisión el deterioro de la fama, prestigio y afecto de que la clase médica ha gozado hasta ahora. De esta irresponsabilidad todos los miembros de la Junta de Gobierno son culpables. Aunque confío en que vuelva la cordura y la dignidad a alguno de ellos, que haga reconsiderar semejante disparate.