Principal

Diario YA


 

imponen “su” educación sexual y reproductiva

La otra crisis. El sexo, el nuevo opio del pueblo

Jesús Asensi Vendrell. Parece mentira que algunos piensen que estamos sumidos en una crisis tan solo económica y no se den cuenta de que ésta va mucho más allá, tanto que nos la quieren vender como si fuera un progresismo social, un reconocimiento de derechos inventados que van en contra de la naturaleza y del sentido común.

            Y así, con los mismos argumentos; pero al revés; que utiliza el Gobierno socialista para querer erradicar toda raíz cristiana de nuestra sociedad; dentro de nada nos impondrán una nueva ley de “libertad” religiosa; tratan de instaurar una nueva religión que sí logrará adormecer, como droga infalible, la conciencia de la sociedad entera: el hedonismo desenfrenado.

            Por eso ponen el mismo empeño en sacar el área de Religión Católica de los colegios; en algunos centros públicos sufre una auténtica persecución que busca el exterminio; que en instaurar, según está previsto en su nueva ley de salud reproductiva y de “interrupción” (definitiva y) voluntaria del embarazo, una asignatura obligatoria, desde la edad de seis años y hasta los dieciocho, llamada “su” educación sexual y reproductiva.

Y digo “su” porque ésta no será la clase de educación que deseen la mayoría de los padres para su prole. Pues a ninguna persona cabal que tenga hijos pequeños se le ocurriría, siguiendo el concepto gubernamental de felicidad, darle unas clases prácticas de masturbación, ponerles una película porno o enseñarles a navegar por las páginas más retorcidas de Internet.

Porque toda persona que está en contacto con niños y jóvenes, que los ama y los respeta, sabe que su verdadera felicidad nada tiene que ver con placeres sensuales “adecuados a su edad”, sino más bien en sentirse queridos por lo que son, en disponer de una base moral sólida que les ayude a ser personas de provecho el día de mañana.

Por eso, ha quedado en evidencia la ignorancia pedagógica y antropológica de este Gobierno y de todos aquellos que presumen de progresistas.

Por eso, ha llegado ya la hora de los padres, de un “hasta aquí hemos llegado” que logre parar esa ola de estiércol que va a emerger desde los colegios donde están matriculados sus hijos.