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Diario YA


 

a mayor porcentaje de paro, disminuye el número de candidatos a perder un empleo

La otra crisis: Un valle de lágrimas por imperativo legal

Jesús Asensi Vendrell. Ya nos hemos enterado de las cifras del paro del mes de marzo y otra vez cada uno mira la “botella del desempleo” desde su propio interés partidista, ideológico o particular. Aunque una cosa está más que clara: a mayor porcentaje de paro, disminuye el número de trabajadores y de candidatos a perder un empleo inexistente.

Y otra cosa que también está clara es la creciente preocupación que el desempleo está ocasionando entre la ciudadanía. Un desasosiego que ha crecido como la espuma y que está cegando la conciencia social ante problemas mucho más graves y duraderos.

Porque si son muchas las familias que no llegan a fin de mes, muchas más son las que han quedado rotas por culpa de esa Ley del divorcio exprés que este Gobierno nos ha regalado. Y así tenemos hijos separados de sus padres, abuelos que se quedan sin ver a sus nietos, mujeres que pierden a sus maridos por unas causas que no hace mucho eran bagatelas y que ahora se agravan por culpa de esta ley injusta, de un egoísmo creciente y de una soberbia que no nos deja ni a sol ni a sombra.

Y son los niños, hijos de matrimonios rotos sin causa justa alguna, por puro capricho instintivo, los que peor están llevando esta gran osadía de nuestro Gobierno. Un Gobierno que ha decidido meterse en nuestra vida privada y que va a tomar parte activa en la deseducación de nuestros hijos con la asignatura de instrucción sexual que prevé la nueva Ley del aborto y que perpetuará y acentuará las crisis matrimoniales de nuestros hijos en un futuro próximo.

Porque se trata de un área que será impartida por “expertos” ajenos al centro educativo, que introducirá a los niños en el mundo del placer por el placer, sin donación ni compromiso alguno, con la vista puesta en el disfrute y con la idea clara de buscar experiencias nuevas cuando falte esa chispa, ese enamoramiento que tanto dista del verdadero amor, ése que lleva al sacrificio de pensar antes en los demás que en uno mismo.