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Diario YA


 

con una extensión y población similares a España tenía unas Fuerzas Armadas casi ¿un centenar? de veces mayores

Lanzacohetes en Ucrania ¿Y en España?

Imagen de ecomodelismo

Alborán. Las noticias de la guerra en Ucrania, que van desde derribos de aviones civiles (seguramente por cazas o misiles ucranianos, tras desviarlos sus controladores aéreos a la zona de combate), hasta la implicación de barcos de guerra españoles en la zona, contienen diversos aspectos dignos de estudio. Uno de ellos  es el potencial bélico de los bombardeos de saturación con artillería de campaña lanzacohetes, utilizada por las fuerzas de Ucrania y de la naciente Novorusia.  Y, en ese sentido, llama la atención la siguiente noticia de la semana pasada:
“Aviones estadounidenses aterrizan en Jarkov con dos lanzacohetes múltiples. Uno de ellos del Ejército español. En otra prueba que deja en evidencia la sumisión del Gobierno español a las órdenes de Washington. Fuentes de la zona nos informan que en el aeropuerto de Jarkov aterrizaron dos aviones de transporte militar estadounidense Hércules llevando para el ejército ucraniano dos sistemas de lanzacohetes múltiples (MLRS), unos Larom, producido en Rumania, y un Teruel-3 de fabricación española. De los aviones se descargaron una gran cantidad de municiones. Después de eso, los lanzadores múltiples de cohetes movidos por sus propios medios, tomaron la carretera de circunvalación en dirección a Starobelska”.
En una España en gravísimo y próximo estado de extinción, dominada por un pacifismo suicida, por no decir odio a todo lo que representan las virtudes militares, y con un “Flanco Sur”, integrista o pro-occidental,  más amenazante y potente que nunca, las cuestiones militares son sometidas a férrea censura y a tendenciosas campañas de opinión. Por eso consideramos importante incidir en el caso de los cohetes y misiles como ejemplo de la política de armamento del PP, el de la anticonstitucional supresión del Servicio Militar y la anulación del Museo del Ejército, por citar ejemplos significativos.
El sistema político actual basó gran  parte de la Transición en el progresivo desmontaje y anulación de los Ejércitos, acelerado en cuanto a los medios materiales desde que cayó el Muro de Berlín, consciente de que así se lo imponían las democracias sajonas y sus palmeros, coincidía con las aspiraciones de la izquierda mundial y local. Pero sobre todo, y previo a ello, porque era consciente de que con unos Ejércitos dignos de tal nombre los políticos no podrían amenazar la unidad de España y, por supuesto, cobrarse en metálico sus traiciones a base de saquear el erario público y los bolsillos privados.
En ese contexto, perseguidas las virtudes militares y seleccionados desde los primeros empleos los mandos más dóciles, se transformó lo poco que iba quedando de las instituciones militares en meras generadoras de suelo urbanizable, en industrias privatizadas  reconvertibles, en fuentes de suculentos negocios industriales (programas de armamento sin verdadero entronque con las necesidades militares), y en meros instrumentos de seguidismo a la política internacional norteamericana (misiones de paz et alia). Todo ello dentro de un continuado recorte de los presupuestos de defensa, hasta convertirnos en el record mundial de desinversión en seguridad nacional.
Volvamos a Ucrania para ponernos en situación. Esta nación, con una extensión y población similares a España (tiene más territorio y menos gente) hace un año tenía unas Fuerzas Armadas casi ¿un centenar? de veces mayores que las nuestras, sobre todo porque están apoyadas por una potente industria militar, algo que España se encargó de aniquilar en su suelo. Solo el Ejército de Tierra tenía 2 Comandos Operacionales (“Cuarteles Generales de Ejército”) y 3 Cuerpos de Ejército, integrados por 2 Brigadas Acorazadas, 6 Brigadas Mecanizadas y 1 Regimiento independiente, 2 Brigadas Aerotransportadas y 1 Regimiento independiente, 3 Brigadas de Artillería de Campaña y otros 3 Regimientos independientes, 1 Brigada de Lanzacohetes y Misiles de Campaña, 3 Regimientos de Artillería Antiaérea, 4 Regimientos de Zapadores y otros 4 de Transmisiones, 1 Regimiento de Guerra Electrónica, 1 Regimiento de Guerra NBQ, y 2 Regimientos de Aviación adscritos.
Ciñéndonos a los medios superficie-superficie cohete (sin guía) y misil (guiados), Ucrania contaba con
450 lanzadores BM-21 Grad (granizo) de 40(alveolos)x122 mm  de calibre y entre 20 y casi 40 km de alcance, 76 lanzadores 9P140 Uragan (huracán) de 16x220 mm un alcance de 37 km, 100 lanzadores 9A52-2 Smerch (trueno) de 12x300mm y km de alcance, y 90 misiles tácticos tierra-tierra OTR-21 Tochka (punto), o SS-21 Scarab (escarabajo) para la OTAN, con alcance de 120 km. De estos materiales, parte quedaron en manos de las “milicias pro-rusas” o fueron conseguidos en combate contra el ejército regular.
Centrándonos en el material más convencional, el BM-21, heredero de los Katiuskas de la Segunda Guerra Mundial, los noticieros nos han hecho llegar la eficacia de sus descargas incluso en manos de las milicias. Hay toda una colección de fotografías en las que se ven columnas o áreas de despliegue con materiales arrasados por sus descargas. En fin, nadie puede poner en duda la eficacia de este tipo de Artillería.
          
          

¿O sí?. Porque aquí, en España, nuestros políticos han luchado lo indecible hasta conseguir anularla y destruirla.
Nuestra Patria, cuya División Azul sufrió los efectos de los Órganos de Stalin, consiguió llevar a cabo un programa de cohetes y misiles de campaña verdaderamente meritorio y eficaz. El Teruel-3, dotado con cohetes Segovia era, pues el Ministro Morenés lo dio de baja y cerró los programas de investigación, en todo equiparable a las últimas versiones del BM-21 ruso. Antes, Morenés, en sus diversas épocas en el Ministerio de Defensa a lo largo de varias legislaturas, había colaborado a que abortaran su desarrollo los cohetes Duero y Tajo, similares al Smerch y Uragan,. Y, lo que es aun más trascendente estratégicamente, en los años noventa el entonces secretario de Estado de Defensa, Pedro Morenés, repetimos, mató el muy avanzado proyecto Capricornio, tanto como “inyector de satélites” (versión civil) como misil superficie-superficie (1.300 km de alcance y cabeza de combate de 500 kg de explosivo aire-combustible).  
Bueno, algún partido se ha sacado, pues parece que hemos vendido nuestros “inútiles” Teruel, un “producto” que llegó a exportarse al extranjero, a Ucrania.
Pero no todos son tan irresponsables como aquí: Marruecos tiene al menos tres Grupos de  BM-21 Grad y quiere comprar los chinos AR-2 Tipo 05, de 300 mm de calibre y un alcance superior a los 130 km (similares a nuestros malparados Duero/Tajo), y Argelia supera a nuestro “aliado y amigo” del Sur.
Desde luego, cuando, probablemente, se produzcan los próximos “Anual”, recordaremos quiénes los hicieron posibles.

 

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