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Diario YA


 

catorce adjetivos determinativos de cómo deben ser las palabras que escribamos y que pronunciemos

Las 14 formas del buen uso de la palabra

Manuel María Bru. La palabra es el gran medio que los hombres tenemos para hacer el bien. Tanto como los gestos y las acciones, pero no en menor medida que ellos. La palabra construye o destruye, alienta o desmotiva, dignifica o hunde a los hombres, los pueblos, la historia. Por eso, todos, pero especialmente aquellos cuya misión en la vida, cuya vocación, tiene que ver con el uso de la palabra, estamos llamados a usar la palabra para el bien, y esto supone, al menos, catorce adjetivos determinativos de cómo deben ser las palabras que escribamos, que pronunciemos, e incluso que pensemos:

1. Que la palabra bendiga: que diga bien de Dios, y de sus obras, y por tanto del hombre y del mundo, de la historia humana, como historia de salvación.
2. Que la palabra descubra, que saque a la luz la verdad, que descubra lo mejor de cada hombre, de cada casa, de cada acontecimiento.
3. Que la palabra construya, que apueste por mejorar las relaciones, los procesos, la resolución de los problemas, que edifique el mañana.
4. Que la palabra una, que muestre los lazos, también tantas veces escondidos, de unidad entre los hombres y los pueblos, y los potencie.
5. Que la palabra perdone, que siempre deje abierta la puerta de la reconciliación, la única puerta abierta a un futuro mejor.
6. Que la palabra ame, es decir, muestre interés por el otro, por si mismo, con un afecto sustantivo, por hay una deuda de amor con todos y cada uno.
7. Que la palabra anuncie, cuente la novedad que hace más libre al hombre, la novedad del Evangelio, y toda noticia que lo corrobore.
8. Que la palabra acoja al interlocutor, como a Jesús, a quien del todo servir.
9. Que la palabra respete a todos y a cada uno de los hombres, amados por Dios. Las ideas pueden no ser respetables, los hombres, siempre.
10. Que la palabra espere una respuesta, aunque nunca la pueda exigir, pero siempre esperar, porque si es buena, el bien pide siempre reciprocidad.
11. Que la palabra libere, de las ataduras de la mentira y del mal, a base de insistir en el bien y en la verdad, siempre que a su vez ame.
12. Que la palabra corrija, con rectitud de intención, sin prejuzgar ni juzgar a la persona, sin con humildad, objetividad, y desprendimiento.
13. Que la palabra denuncie la mentira y la injusticia, con valentía y firmeza, anunciando a su vez la verdad y la justicia, también la del acusado en ella.
14. Y que la palabra siempre proponga el bien por hacer y por esperar.

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