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Diario YA


 

Latinoamérica, denominación al servicio del imperialismo

Manuel Morillo. 29 de diciembre.
 
Los términos no son neutros. Detrás de cada denominación que se le da al Nuevo Mundo hay una visión del mundo
 
¿Como llamar al continente que descubrieron, conquistaron y colonizaron los españoles a finales del siglo XV?. Como indica Rojas Mix, ninguno de los nombres que se le asignan resultan gratuitos o inocentes. Algunos nombres recuerdan unas raíces culturales y un alma comunes en la que prevalecen las expresiones de plenitud espiritual y de unidad dentro de libertad, otros esconden deseos de hegemonía o resabios de políticas colonialistas y son la expresión del engaño a pueblos a los que se les esperanza con un futuro mejor. 
 
Todos los nombres tienen una fuerte carga ideológica que revela la identidad que se le quiere asignar a el nuevo continente para integrarlo de acuerdo a unas cosmovisiónes opuestas. 
 
El término América Latina surge en el ambiente parisino y dentro del contexto de las ideología de la Latinidad. Y es impulsado por los intereses galos. Así en los años setenta del siglo pasado ya se edita en París un periódico literario, comercial e industrial titulado "La América Latina". 
 
La latinidad es una ideología, pero también dentro de las concepciones geopolíticas de la época un plan de acción para justificar las aspiraciones de Francia respecto a los "Territoires d´Outre Mer" y legitimar la política expansionista de Napoleón III. Su principal ideólogo fue Michel Chevalier que prepara la coartada filosófica.
 
El latinismo y los intereses económicos e ideológicos de Francia están estrechamente ligados. Además Napoleón III estaba convencido que, a través de él, podía realizar el ideal sansimoniano, cuyo credo admiraba el emperador, porque no eliminaba las desigualdades pero permitía explotar las riquezas de americanas en provecho de Francia (como claramente lo expresa en carta que escribe al general Forey el 31 de Julio de 1862).
 
A pesar de que en sus orígenes el término también tenía un contenido diferenciador del anglosajonismo, a partir de finales del siglo XIX, y en adelante, el término es asumido por los Estados Unidos, como fórmula para eliminar el de Hispanoamérica, con su connotación de una cosmovisión católica, que conlleva, y facilitar la política panamericanista que favorece a sus intereses y los de las multinacionales. Y así es Woodrow Wilson el primero en utilizarla oficialmente. Desde entonces la idea se potencia, circula y se difunde hasta adquirir su prevalencia a partir de finales de los años cincuenta.
 
Por otro lado el concepto de América Latina y por las mismas razones de hacer olvidar el concepto de Hispanidad que es la cristiandad plasmada en el nuevo mundo, se afirma en la esfera "intelectual" y cultural liberal y marxista, particularmente en el pensamiento filosófico y antropológico.
 
En este contexto lo mismo los organismos económicos que sirven a las diversas internacionales como la CEPAL, la ALALC (Asociación Latinoamericana para el libre comercio), la ALADI (Asociación Latinoamericana de integración, la SELA (Sistema económico Latinoamericano), etc...que los revolucionarios socialistas como Mariategui, Castro o Allende hablan de Latinoamérica.
 
Sintetizando podemos recordar las palabras del chileno Jaime Eyzaguirre : "el término Indoamérica sustituye el factor común cristiano y occidental de nuestra cultura común por una deificación racista y que se despliega ciegamente en bajos estratos de la biología para rechazar todo contacto con el espíritu universal, la otra denominación de Latinoamérica... disfraza malamente el propósito de diluir el nombre español en una familia genérica de que daría cabida preponderante a otras naciones, (Hispanoamérica del dolor Santiago de Chile, 1968) 
 
Y al mejicano José Vasconcelos nos indica como el sajonismo, cuyo dominio propugna el panamericanismo, busca el dominio exclusivo de los blancos mientras que la hispanidad encuentra su misión en la formación de una nueva raza: la raza síntesis, la raza cósmica (Obras completas, Méjico 1958)
 
Por ello y con Gabriela Mistral, para evitar las intromisiones imperialistas del panamericanismo y las degradantes de la dignidad humana del relativismo liberal y del marxismo "dirijamos toda la actividad como una flecha hacia este futuro ineludible : La América Española una, unificada por dos cosas estupendas : la lengua que le dio Dios y el dolor que da el Norte" (Recados para América).
 

Y esto no es Latinoamérica sino Hispanoamérica. 

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