Emma García

Recuerdo las bibliotecas como lugares tranquilos, silenciosos y serios para leer, estudiar o investigar. Allí encontrábamos el ambiente propicio para concentrarse y zambullirse en la lectura, e incluso para evadirse de la realidad, cuando no podíamos hacerlo en casa. Era donde debíamos acudir para consultar cualquier información a la que no teníamos acceso de otra forma, o para encontrar algún ejemplar de un periódico pasado o cualquier joya de la literatura universal. Sin embargo, internet hoy ha hecho posible acceder a todo eso sin salir de casa. Así que a las bibliotecas tradicionales les ha tocado renovarse o morir. Ahora son espacios donde además de libros puedes también llevarte prestado materiales audiovisuales como cds, dvds, videojuegos… y donde ofrecen actividades que van desde exposiciones, hasta cuentacuentos o concursos de escritura. Algunas incluso ofrecen servicio de “bebeteca” (cuidado de bebés), así puede acudir la familia al completo. Desde luego que han cambiado su imagen de aburridas y oscuras. Parece el sitio ideal para que los nativos digitales acudan a hacer sus deberes o a conectarse a internet.

A pesar de que las bibliotecas se han vuelto más amigables y actuales, siguen sin ser el destino favorito de los chavales. De todas formas, ya no hay escusa para que adolescentes y jóvenes no hagan uso de ellas, pues también pueden hacerlo sin salir de casa. Desde internet es posible consultar a un bibliotecario virtual o solicitar préstamos on-line, incluso formar parte de una comunidad virtual de escritores o de lectores. Las “Bibliotecnas” han hecho los deberes, se han modernizado y se han acercado a todos los públicos, sin embargo la juventud española sigue sin leer. ¿Será porque los padres no les damos ejemplo? o ¿será porque el sistema educativo no les engancha a la lectura?

Quizás aún es necesario ir más allá para atraer a estos renovados lugares a la actual generación de nativos digitales. Puede que éstos necesiten entornos futuristas donde familiarizarse con la Historia, espacios acogedores donde sentirse integrados, y ambientes innovadores donde conectar con sus iguales. Aunque no podemos decir que no se interesen por la cultura, no llenan los mp3 de audio libros de actualidad. La música le tiene ganado mucho terreno a la literatura, aunque ésta cuente con el cine como aliado. A pesar de que ambas Artes son compatibles, existe una distancia difícil de solventar, y es que mientras la primera se comparte y se asocia a momentos de ocio y espacios de diversión, la lectura se relega a los ratos de intimidad y se relaciona con la obligación del estudio. Tampoco los escritores son tan admirados como los cantantes. Pero ¿qué pasaría si se escuchara música en una “ciberbiblioteca”?