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Diario YA


 

La otra crisis

Libertad unidireccional

Jesús Asensi

España entera es un clamor, pues ya somos campeones planetarios por vez primera tras superar mil y un escollos, con una patada de kárate incluida. Y es bien seguro que ahora la práctica de este deporte subirá como la espuma entre los más jóvenes. Hasta el Gobierno de Zapatero estará pensando promulgar un decreto ley para fomentar el fútbol en todas las escuelas y asegurar, a medio plazo, muchos triunfos internacionales.

Más aún, nuestros mandatarios velarán, interpretando y aplicando a su manera las leyes, para que a ninguna de nuestras jóvenes estrellas en potencia se le ocurra cambiar de deporte, colgar las botas y dedicarse en serio a los estudios, a la petanca o a cuidar la huerta familiar. Porque ser progresista es ser futbolista.

Porque el verdadero significado de la palabra libertad es desconocido para algunos sectores de nuestra sociedad y para los miembros y “miembras” de este Gobierno. Y por eso defienden el derecho de toda persona a cambiar de género, de sexo y de orientación sexual… siempre y cuando la opción sea colgar su heterosexualidad originaria, claro está.

Más aún, algunos de nuestros mandatarios están aplicando a su manera las leyes y han decidido investigar y sancionar a las clínicas y médicos que atienden a las personas homosexuales que desean, porque les da la gana, cambiar su orientación. Porque ser progresista es ser… ¿déspota?