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Diario YA


 

La otra crisis

Llueve sobre mojado

Jesús Asensi Vendrel.   Los más jóvenes del lugar piensan que jamás en la historia hemos padecido una crisis como la actual. Muchos de nuestros mayores podrán atestiguar que andan equivocados, que en épocas pasadas el hambre y la enfermedad hizo mella en buena parte de la población española. Eso sí, la repercusión de esta crisis de hoy en día es mayor, pues el aburguesamiento y el hedonismo que nos domina ralentiza una reacción ante la adversidad que antaño fue mucho más recia y enérgica.

Tampoco podemos olvidar que estamos recogiendo lo que estamos sembrando desde hace ya algunas décadas y que esta crisis económica es tan solo la punta del iceberg de una crisis de fe y de moral que, como una epidemia mortal e indetectable, actúa en nuestro pensar, decir y hacer sin que seamos capaces de reconocerlo.
 
Hace más de treinta años, cuando en España estrenábamos Constitución y la vida democrática abría sus puertas a todos los partidos políticos, sindicatos, asociaciones, medios de comunicación y demás modos de hacer y de pensar, los profesores Tomás Alvira y Tomás Melendo publicaban un pequeño libro titulado “La fe y la formación intelectual”, que deja bien a las claras, como profecía hecha realidad, del porqué de nuestra crisis total actual.
 
Aquí les ofrezco una muestra que reafirma lo dicho anteriormente: “La fe, en la existencia personal e institucional, debería ser un principio positivo, que lleva a obrar, y proporciona las líneas generales de solución y de recto enjuiciamiento de los principales problemas del conocimiento natural y del vivir humano (…) Cuando la vida de los pueblos se distancia de este punto de referencia que es la fe sobrevienen las crisis. Y la esperanza a su solución habrá que buscarla siempre en los valores espirituales que la fe ilumina. Encallarse en el progreso material, educar sólo para la prosperidad física, descuidando las dimensiones más profundamente humanas de la persona, conduce a la crisis (…) El materialismo, que asegura en exceso los derechos del hombre, ha perdido por completo la responsabilidad del hombre ante Dios y la sociedad. Todo el “progreso” se ve incapaz de redimir la miseria moral que nos invade (…) El avance técnico exige un paralelo progreso espiritual. Es preciso que la fe ilumine de nuevo todas las actividades de los hombres”. Ahí queda eso para el que quiera, de verdad, poner punto y final a esta crisis que nos corroe.
 
 
       Jesús Asensi Vendrell
                                             Profesor Universidad - Dpto. de Ciencias de la Educación