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Diario YA


 

Comparecen ante el juez dos de los forenses turcos que realizaron las primeras identificaciones de los cadáveres del Yak-42

Los forenses turcos evidencian las prisas de Trillo

Redacción Madrid. 15 de abril.

Dos de los forenses turcos que participaron en las labores de identificación de cadáveres de los 62 militares españoles fallecidos en el siniestro del Yak-42, declararon hoy en la Audiencia Nacional a petición de la defensa de los familiares y una vez que el juez Javier Gómez Bermúdez autorizase que su declaración fuese oída por la sala. Las declaraciones de ambos vienen a confirmar lo que todo el mundo podía más o menos sospechar y ponen en evidencia las contradictorias versiones de los imputados, especialmente la del general Vicente Navarro.

Bülent Sam, uno de los dos forenses turcos, ha llegado incluso a afirmar que Navarro, a pesar de estar en condiciones de trabajar, olía a alcohol y que este hecho pudo ser notado por cuantos allí estaban. Durante toda su intervención, Sam ha dejado claro que pesó, en el proceso de repatriación de los cuerpos, la prisa de los mandos militares españoles por terminar cuanto antes y llegar a España a tiempo para el funeral de estado, y que la insistencia de Navarro y de su equipo en llevarse los 30 cuerpos aún sin identificar obedecía a esta razón. “Habían dicho que tenían que llegar al funeral que se iba a celebrar en España" –ha dicho Bülent. También explicó que, al adoptar esta decisión, el general español "prometió" a las autoridades turcas que los trabajos de identificación que faltaban por hacer se llevarían a cabo "en España".

El abogado de Navarro ha tratado de conducir sus preguntas en la dirección de restar importancia al hecho subjetivo señalado por Sam de la posible ingesta excesiva de alcohol por parte del general español y a demostrar que este hecho no es relevante ya que, como ha señalado el médico turco, “estaba en condiciones” de poder hacer su trabajo. Se puede deducir que hoy Bülent Sam ha dulcificado su mensaje en este punto ya que hace a penas unos días declaraba para un medio nacional (en concreto para el suplemento dominical de El Mundo) que Navarro “estaba muy borracho” y que él mismo vio cómo "se terminaba una botella grande de vodka de 70 centilitros en su despacho".

El otro punto polémico de la declaración de Sam es el referente a si el acta de entrega de los cadáveres fue o no traducida al español. Sam aseguró hoy ante el juez Javier Gómez Bermúdez que, efectivamente, el acta había sido traducida por el intérprete del consulado de España en Turquía. No sólo eso. El acta fue conjuntamente elaborada por Navarro, con participación del teniente general José Antonio Beltrán Doña, comisionado por Trillo como jefe de la delegación española, y por los forenses turcos. Pretender no haber entendido el acta por no estar en español es tanto como decir que Navarro no sabía lo que firmaba pero que, aún así, lo firmó. Navarro, en el momento de su declaración el pasado día 25 de marzo, aseguró que, de haber sabido que había 30 cuerpos sin identificar no habría firmado el acta. El caso es que pudo firmar cualquier cosa porque, según él, no sabe lo que firmó, es decir, tal vez las prisas le hicieron firmar lo que le ponían por delante.

Tanto Sam como el segundo forense turco, Ömer Müslümanoglu, han coincidido en el aspecto de las prisas mostradas por la delegación española y por la urgencia de firmar cuanto antes y salir de Turquía camino de España para llegar a los funerales de estado con los que Trillo quería honrar a las víctimas. El problema, básicamente, es que en esas prisas, y a pesar de que los turcos insistieron en la necesidad de un examen genético para poder dilucidar la identidad de 30 de los cadáveres, los cuerpos salieron de Turquía sin identificar y llegaron a España sin identificar, fueron metidos en ataúdes sin saber quién ocupaba cada féretro y entregados a las familias en una suerte de lotería macabra.

Müslümanoglu, insistió en las prisas de Navarro por repatriar los cuerpos y ha declarado al juez que incluso Navarro le indicó que dichas pruebas, las de ADN se realizarían de regreso a España. Asegura el forense turco que todo el procedimiento de identificación fue "pactado con el equipo español", que dirigía el general Navarro e integraban los otros dos acusados, el comandante José Ramírez y el capitán Miguel Sáez.

En otro punto de su declaración, señaló que los forenses turcos hablaron en todo momento "en inglés" con los militares españoles, con los que, al margen del trabajo que estaban realizando, hablaron de fútbol. Así, comentaron la trayectoria en España del futbolista turco Nihat Kahveci y Müslümanoglu se enteró de que "Navarro era del Real Madrid". Parece ser que la comunicación, salvo en el tema principal, el de la identificación de cadáveres –tema por el que Navarro estaba en Turquía-, fue del todo fluida.

El testigo también aseguró que "un tal Ugarte", en referencia al ex 'número 3' de Federico Trillo en el Ministerio de Defensa, Javier Jiménez-Ugarte, se reunió en marzo de 2004 con "el máximo responsable" del Instituto Toxicológico de Estambul, que realizó un año después del accidente las pruebas que demostraron que 30 de los cadáveres habían sido mal identificados. 

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