Principal

Diario YA


 

El 29 de agosto ha terminado el Ramadán

Los laicos atacan la cruz pero respetan los turbantes

La Lupa de YA. El 29 de agosto  ha terminado el Ramadán, noveno mes del calendario musulmán, en el que los creyentes ayunan desde el alba hasta la puesta de sol. Como el calendario islámico es lunar, los meses comienzan al ser visible el primer cuarto creciente después de la luna nueva, es decir, un par de días después de ésta.

Determinar con exactitud cuándo comienza el ramadán es importante de cara al cumplimiento de las obligaciones religiosas asociadas a este mes. El ayuno empieza con la aparición de la luna a finales del sha'ban (octavo mes en el calendario lunar islámico). Dice el profeta: "Ayunad a su visión (ver la luna) y romped a su visión y si se os es oculta (la luna por causa atmosférica) concluid el mes de ramadán contando treinta días. Igualmente al comienzo del mes de Ramadán se contarán treinta días de sha'ban si no es visible el nacimiento de la luna". Eso hace que el ramadán pueda oscilar entre unas determinadas fechas. Así este año ha tenido lugar entre el 1 y el 29 de agosto y en 2006 se celebró entre el 23 de septiembre y el 22 de octubre.

Y este Ramadán de 2011, envuelto en lo que se ha dado en denominar “la primavera árabe”, sin duda pasará a la historia por las fuertes convulsiones que están sacudiendo el mundo islámico. Desde que El 17 de diciembre, un joven informático en paro, Mohamed Bouazizi inició en Túnez la Revolución de los jazmines o la Intifada de Sidi Bouzid, que termino con la caída del régimen y huida de Zine El Abidine Ben Ali, presidente del país desde 1987; continuó con el derrocamiento de Hosni Mubarak, hoy en el banquillo de los acusados; ha desencadenado disturbios en otros países de la zona; ha ocasionado la muerte de más de 500 sirios contrarios al gobierno de Bashar al Assad; y ahora tiene acorralado Muamar Gadafi, cuya suerte se decide en París, tras 42 años de dictadura. [
Pero, al margen de estas notas culturales e históricas, lo que deseo resaltar es que, en el barrio madrileño de Lavapiés, se está celebrando en estos días, entre el 1 y el 4 de septiembre el festival Noches de Ramadán. Un proyecto ideado y creado por Fabricantes de Ideas / La Fábrica de Ideas, se puso en marcha en 2006 para impulsar el reconocimiento de derechos culturales que refuercen las acciones para la inclusión social y el diálogo intercultural, en el marco de la ilusoria alianza de civilizaciones,  potenciando la creatividad, la identidad, la diversidad, la movilidad, el intercambio, la igualdad, la solidaridad, y el fomento del conocimiento mutuo a través de la cultura. Es decir: toda una cita donde mostrar la realidad cultural del mundo árabe y musulmán a la ciudadanía española. Y es un acto de propaganda de la fe islámica patrocinado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en que colabora también la Junta de Distrito Centro del Ayuntamiento de Madrid. Lo que significa el empleo de  fondos del Estado (del Ministerio de asuntos Exteriores y del Ayuntamiento de Madrid) para difundir una creencia religiosa…

¿No es justamente a esto a lo que se oponían con todas sus fuerzas hace dos semanas los integrantes de la plataforma Europa Laica, los indignados del 15-M, las asociaciones de gays y lesbianas o los sindicalistas de la UGT? Aún tenemos viva en nuestras retinas las agresiones de estos nerones de nuestro tiempo a los jóvenes asistentes a la Jornada Mundial de la Juventud ¿Y no se centraron sus atrocidades precisamente en este mismo barrio de Lavapiés?
¿Por qué no actúan ahora según los mismos principios de su particular lógica libertaria? Sólo se me ocurren dos explicaciones y no son excluyentes: o los disturbios que sufrimos hace poco no fueron laicos sino anticatólicos; o bien sus promotores son unos cobardes – y como dice el comediógrafo Pierre Veber “la cobardía es la excusa de los imbéciles”-  que saben que los musulmanes no van a poner la otra mejilla y es más prudente no faltarles al respeto. Pero, sea como sea el hecho es uno e indiscutible, quienes hace poco ultrajaban a quienes portaban crucifijos hoy se avienen con quienes se encasquetan los turbantes, de tal manera que, cualquier viso de legitimidad que en su día pudieran tener las protestas contra Benedicto XVI hoy se desautoriza por esta doble moral de Francisco Delgado y sus secuaces rayana con la esquizofrenia.

PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO