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Diario YA


 

Allí estaban, en el sainete francés de Cambo, el PNV por supuesto, el sindicato socialista UGT y Podemos

Los que siempre están donde no deben

Rafael Nieto,
director de Sencillamente Radio, en Radio Inter

Veinte años de dedicación al periodismo dan de sobra para saber que, en general, y salvo contadísimas excepciones, en política las casualidades no existen. y casi siempre las cosas son lo que parecen. Y en esta lamentable astracanada montada por los asesinos de ETA para intentar blanquear sus crímenes ante la democracia española, al lado de los pistoleros estaban, naturalmente, sus amigos, sus socios, o al menos, aquellos que les han disculpado, justificado, comprendido o ayudado en sus objetivos y en sus métodos para conseguirlos. Allí estaban, en el sainete francés de Cambo, el PNV por supuesto, el sindicato socialista UGT y Podemos, el partido de Pablo Iglesias.

Antonio del Castillo, padre de Marta, lo ha dicho mejor que nadie, con esa sabiduaría popular que aún conservan unos pocos españoles de bien: "Podemos está siempre donde no debería, y donde debería nunca está". Es imposible decirlo mejor. Desde su nacimiento, que inicialmente parecía destinado a hacer más transparente y ejemplar la democracia española, Podemos nunca ha estado al lado de los trabajadores, de los realmente oprimidos y perseguidos, de las víctimas que de manera más injusta sufren la opresión de los poderes fácticos, y curiosamente, siempre se le ha visto cerca de delincuentes, terroristas, asesinos, insultadores profesionales en redes sociales, en fin, de toda la ralea de la sociedad. Allí donde hay un despojo humano, suele estar Podemos cerca.

Y claro, no es que la cabra tire al monte, es que todo aquello que come hierba en el monte y tiene cuernos, probablemente sea una cabra. Si Podemos estuvo el viernes en el akelarre de ETA en Francia, ilustremente representada por la parlamentaria Eukene Arana, que departió amigablemente con el etarra Arnaldo Otegui y con el presidente del partido recogedor de las nueces de Vascongadas, Antonio Ortúzar, comprenderán ustedes que no fue por casualidad. Ni porque no tuviese otros planes. Ni porque tenga un tío en Francia. Estuvo allí porque básicamente comparte el "relato" que la izquierda aberchale terrorista ha realizado sobre los más de mil españoles que ETA ha asesinado durante medio siglo.

Si uno pregunta a Pablo Iglesias si defiende o justifica a los asesinos de ETA, probablemente te mire indignado y te acuse de hacer preguntas improcedentes. Pero la realidad es tozuda, y como bien decía Antonio del Castillo, lo único que sabemos los españoles de bien es que Podemos siempre está donde no debería. El presidente de VOX, Santiago Abascal, le recordó ayer a Iglesias Turrión que su periplo político comenzó en una herriko taberna de Pamplona, alabando la perspicacia de ETA. Este viernes, su representante en Vascongadas se daba besitos y le hacía carantoñas a un tipo que ha empuñado pistolas y ha disparado contra españoles decentes. Lo dicho: si no son una cabra, se parecen bastante.

Pero después de esta opereta lamentable, facilitada por un Estado que es incapaz de meter en la cárcel a un asesino que lleva quince años huído de la Justicia, como Josu Ternera, los españoles ya sabemos que, también en esto, nos la van a meter doblada. Igual que terminarán haciendo legal que Cataluña se independice la próxima vez que lo intente en serio, ETA y su mundo, los pistoleros de cuello blanco, aquellos que, como Otegui, empuñaron armas, serán los que conduzcan también a Vascongadas a su liberación del Estado fascista español. Sentaditos en su muy democrático escaño, y naturalmente ya sin la necesidad de mancharse las manos de pólvora o de sangre ajena. Lo que Josu Ternera intentó con bombas lapa y amonal, Otegui lo va a conseguir chocando esos cinco con Podemos y con el resto de partidos del Sistema.

Pasadas las primeras horas de rabia e indignación, ahora ya no es tiempo de lamentos, sino de afrontación de la cruda realidad. Como les decía hace unas semanas, ETA nos ha ganado la batalla, porque España, en vez de ocuparse de sí misma y de su autoprotección, ha hecho de la palabra "democracia" el talismán que todo lo puede. Nuestro dios es la democracia. Y hoy, el mundo aplaude el ejemplo de civismo y altura moral de una panda de asesinos, asesorados por cuatro mindundis del extranjero, enviados especiales de la masonería, y agarrados del brazo de Podemos, el partido que siempre está donde no debería. El relato es suyo, los muertos son nuestros. Pero como siempre en España, a los ciudadanos de bien no hay nadie que nos defienda.