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Diario YA


 

Los padres también están implicados en la educación

Ni desconfianza, ni ingenuidad

Elena Baeza

Hoy día, algunos se lamentan de la juventud -de alguna juventud-, por supuesto y culpan a la sociedad de los descaminos por los que algunos jóvenes han tomado. Hay un refrán muy antiguo que dice: “dime con quién andas te diré quién eres”, verdadero, como todos los refranes. Por eso, el primer deber de los padres, es proteger a sus hijos y librarlos de los peligros que les amenacen. Los hijos son más importantes que la situación social y económica, y hasta que el propio trabajo. La preocupación de los padres por sus hijos debe llevarles a prevenir los posibles peligros, sin perder de vista que los hay de tipo moral más graves y de peores consecuencias que los que pueden amenazar la salud. Tampoco se trata de vivir en continua ansiedad imaginando los numerosos peligros que les pueden amenazar, haciéndoles mil preguntas cada día para averiguar minuto por minuto lo que han hecho, dónde han estado, con quién y cuando, hasta producir irritación y fastidio.

Ya desde que comienzan los colegios, es conveniente que esos “amigos” por los que ellos sienten preferencia, los invitemos a casa para conocerlos, interesarnos por sus cosas, escucharles, irles dando poco a poco criterio para que puedan conducirse, y sobre todo, quererlos hasta el punto de percibir cualquier síntoma que disuene para poner remedio al primer atisbo del mal.

Pienso que no cumplen como padres los que no conocen a fondo el colegio y los hombres o mujeres a los que confían la educación de sus hijos, tenemos muchas experiencias de que en muy poco tiempo y sin darnos cuenta se los puedan deshacer hasta el extremo de que sean irrecuperables. Ya, sabemos que ser padres no es fácil. Pero recuerda lo que dijo Pitágoras: “Si educas a los niños, no será necesario castigar a los hombres”.