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Diario YA


 

Normalidad arrebatada

Inmaculada Sánchez Ramos. 27 de enero.

Tuve el honor de asistir, en su día, a la premier del documental de Iñaki Arteta titulado “El infierno vasco”. Como se sabe, este documental versa acerca de la extorsión a una parte del pueblo vasco y del navarro por la organización terrorista ETA y su entorno.

El documental cuenta el testimonio directo de una muestra de las personas que han vivido esta angustiosa situación. Pues bien, previo a la proyección del mismo hablaron algunos de los  protagonistas del film. Cristina Cuesta, en concreto, expuso, con toda claridad, la causa por la que ella tuvo que irse de su tierra; expuso como vivían con miedo; expuso como les habían robado la libertad y resumió, con unas palabra muy ciertas y elocuentes, la causa última por la que al final deciden irse, expresando que les han arrebatado la normalidad.

Se ha generado así, la dispersión “forzada” por razones ideológicas, de miembros de la sociedad vasca, o lo que es lo mismo, se ha creado paulatinamente y sin pausa la diáspora vasca. Pues bien, la diáspora vasca alcanza un valor de aproximadamente unas 200.000 personas, lo que representa un vergonzoso 9,2% de la población. Para mitigar esta injusticia de destierro político, la Fundación para la Defensa de la Nación Española ha puesto en marcha una iniciativa denominada “País Vasco y  Navarra, Un exiliado un Voto”.  

Dicha iniciativa consiste en solicitar la modificación de las leyes necesarias, entre ellas la ley electoral y la ley de solidaridad con las victimas del terrorismo, para conseguir que estos ciudadanos puedan ejercer el elemental derecho al voto en las localidades que lo hubieran hecho si no hubieran sido extorsionados.

En definitiva, se pretende algo tan simple en cualquier sociedad civilizada y tan complejo a allí, como devolver la normalidad a parte de su población.

 

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