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Diario YA


 

Mientras se ataca a la Iglesia, ellos a lo suyo

Nueva exaltación nacionalista de los obispos catalanes

Mientras la Iglesia está siendo atacada en todo el mundo, incluso en las universidades españoles, los obispos catalanes van a  lo suyo, sumandose al clima exaltación nacionalista propiciado por el Gobierno de Artur Mas y han elaborado un documento en el que defienden los «rasgos nacionales propios de Cataluña» y «el derecho a reivindicar y promover todo lo que ello comporta, de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia».

Con la finalidad de conmemorar el 25 aniversario del manifiesto «Raíces cristianas de Cataluña», en el que el episcopado catalán ya manifestaba su apoyo a la identidad nacional catalana, la Conferencia Episcopal Tarraconense presentará el próximo 6 de abril el documento «Al servicio de nuestro pueblo», dividido en varios capítulos. El primero se titula «Valoración de nuestra identidad colectiva» y en el mismo se indica que, «en continuidad con nuestros predecesores, reconocemos la personalidad y los rasgos nacionales propios de Cataluña, en el sentido genuino de la expresión, y defendemos el derecho a reivindicar y promover todo lo que ello comporta, de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia».

Añade el texto que «los derechos propios de Cataluña, así como de todos los pueblos de la tierra, están fundamentados primariamente en su misma identidad como pueblo», por lo que la Iglesia catalana considera que «hay una soberanía fundamental de la sociedad que se manifiesta en la cultura de la nación. Se trata de la soberanía por la que el hombre es, al mismo tiempo, soberano supremo».

«Dignidad de los pueblos»
El manifiesto hace referencia a los «nuevos retos y aspiraciones, que afectan a la forma política concreta en cómo el pueblo de Cataluña se debe articular y cómo se quiere relacionar con los otros pueblos hermanos de España en el contexto europeo actual». Y aunque precisan que, como «pastores de la Iglesia, no nos corresponde optar por una determinada propuesta», defienden la legitimidad moral de «todas las opciones políticas que se basen en el respeto a la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos».