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Diario YA


 

Otra vez Lomana

David Martín. 28 de febrero. 

La semana pasada fue Mariano Rajoy y el pasado lunes el turno le correspondió a José Luis Rodríguez Zapatero. Al igual que la que se hizo al líder de la oposición, la entrevista al Presidente del Gobierno se emitió conjuntamente por Antena-3 Televisión y Onda Cero, y también fue en directo y en horario nocturno. Todo exactamente igual que siete días antes. Rodríguez Zapatero se sometía al cuestionario de la directora de informativos de la cadena privada, Gloria Lomana, el mismo día que dimitía el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. Un día especial, que la periodista no desaprovechó para volver a ser, como ocurrió con Rajoy,  el peor de los azotes para el entrevistado. Otra vez Lomana.

El líder del Ejecutivo estuvo, aparentemente, más tranquilo, más relajado, más cómodo que el jefe de la oposición. Posiblemente porque era fácil suponer, la actualidad mandaba, que la entrevista comenzaría con el asunto de la dimisión. Así fue y ZP estaba preparado. La periodista quiso saber si el ministro había cesado o lo habían destituido, y el Presidente afirmó lo primero al tiempo que calificaba la actitud de Bermejo de ejemplar. Lomana pareció notar que el entrevistado estaba demasiado cómodo y empezó a marcar el territorio. Al preguntar las razones de la dimisión no quiso que el Presidente se fuera por los cerros de Úbeda y le sugirió algunas posibilidades: “por las cacerías sin licencia, por los gratis total en Quintos de Mora, por sus encuentros con Garzón...”. Se acabaron las cortesías previas. La periodista en estado puro estaba haciendo, otra vez, acto de presencia. Rodríguez Zapatero quería iniciar su habitual viaje a ninguna parte cuando las preguntas incomodan, pero la encargada de interrogar no estaba dispuesta ni a que se calzara las zapatillas para emprender semejante viaje: “¿Un ministro que caza sin licencia debe seguir en el Gobierno?. La sempiterna sonrisa presidencial no desapareció porque es imposible, pero el sillón en el que se sentaba empezaba a quemar. Gloria Lomana repasó algunas actuaciones de otros ministros y calificó de escándalo algunas de la titular de Fomento, Magdalena Álvarez. El Presidente matizó que sólo habían sido problemas de gestión. Valiente, y mucho, fue el mandatario gubernamental al atreverse a semejante corrección, posiblemente porque no sabía lo que ello supondría: “Problemas de gestión con el AVE, con las carreteras, con Barajas, con El Carmel... ¿Cuando dijo que era una buena ministra, de verdad hablaba en serio?” Directa a la mismísima yugular. El sillón ya no quemaba, ardía.

La segunda parte de la entrevista se dedicó a las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco y aunque con cierta maña el Presidente salió del callejón al que le quería llevar Lomana con los posibles pactos en las vascas, empezó a titubear cuando la jefa de informativos de Antena-3 le preguntó si los gastos de Touriño le habían torcido la campaña en Galicia. Hasta cuatro noes dijo Rodríguez Zapatero antes de reconocer que no podía avalar las cifras que la periodista le indicaba sobre el despilfarro del candidato socialista porque poco menos que las desconoce. El presidente quería irse, y rapidito, al monte del olvido, a ese que tanto le gusta y quiso hablar de lo bien que lo ha hecho la Xunta durante los últimos cuatro años para derivar, me dirán que no es rizar el rizo, en el asunto del Yacolev-42 y la actuación de Federico Trillo al respecto, o en la falta de ideas, liderazgo y cohesión que hay en el PP. Más que irse al monte, el presidente se recorrió los Pirineos. Era un nuevo intento de torear a quien preguntaba, pero Lomana no sólo no entró al capote, sino que embistió con más ganas que nunca: “Antena-3 ofreció en Galicia un debate a dos que el señor Touriño no aceptó”.

Se iba acercando el final y era hora de hablar de economía. Lomana le preguntó si pedía perdón a los españoles por no haber tomado decisiones al respecto de la crisis antes, y el Presidente dijo haberlas tomado desde el primer momento y, atención a lo que viene, que intentar engañar sobre economía es “lo más absurdo, demagógico y ridículo que he visto y he escuchado en mi vista”. Por un momento pensé que había cambiado de canal y estaba viendo el show de Benny Hill, pero no, seguía viendo a Zapatero y a Lomana. Sí, era absurdo, demagógico y ridículo si no hubiera sido, otra vez, por Lomana, por Gloria Lomana. 

 

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