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Diario YA


 

Protagonista del día

Papa Pío VII

Seis meses después de la derrota de Waterloo, el 12 de enero de 1816 se dictaba una ley, según la cual toda la familia de Napoleón debía se expulsada de Francia. Y un comprensible repudio se instaló en todas las Cortes de Europa, por lo que contrasta todavía más la actitud que mantuvo Pío VII hacia Napoleón, su antiguo carcelero; por eso el Papa Pío VII es hoy nuestro protagonista del día.

A pesar de que Napoleón le maltrató y le hizo sufrir, Pío VII siempre le reconoció que hubiera hecho posible la firma del Concordato de 1801. Napoleón fue confinado en Santa Elena hasta su muerte en 1821; cuando el Papa tuvo noticias de que reclamaba un sacerdote católico, Pío VII intervino para que le acompañara en su confinamiento el abate Vignoli, que como el desterrado también había nacido en Córcega. Tras la caída del Emperador, Pío VII también protegió en Roma a su madre, María Leticia, por lo que pudo instalarse en el palacio de Piazza Venecia, donde moriría en 1836. Además el Romano Pontífice acogió en Roma al tío de Napoleón, el cardenal Joseph Fesch (1763-1839) y a sus hermanos Luciano y Luis. Éste último había sido rey de Holanda y vivió en Roma con su hijo Luis Napoleón (1808-1873), que acabaría convirtiéndose en 1852 en emperador de Francia con el nombre de Napoleón III.

Sin duda Pío VII, a pesar de no ser muy conocido, es uno de los grandes personajes de la historia. Fue un gigante y por eso pudo plantarle cara a Napoleón, en defensa de los intereses de la Iglesia. Pío VII fue también un hombre de Dios. Todas estas cualidades hicieron posible que mantuviese una actitud muy diferente a la de los soberanos de su época, que les faltó tiempo para correr en ayuda del vencedor, cuando Napoleón era el amo de Europa, y poco después se envalentonaron, pisándole el rabo al león, cuando ya estaba muerto.