Miguel Angel Guijarro. Yelena Isinbayeva ha ganado con todo merecimiento el Premio Príncipe de Asturias de los deportes. Es una decisión que nadie discute ya que la trayectoria de la saltadora de pértiga rusa es intachable e incuestionable entre el resto de deportistas premiados.

Evidentemente nos hubiera gustado ver a Marta Domínguez como galardonada pero siendo sinceros, la palentina no puede competir con la trayectoria, el palmarés y la repercusión mundial de la rusa. Otro nombre propio en esa votación fue el de Usain Bolt pero el plusmarquista jamaicano, el hombre más veloz del mundo ya anunció que no podría asistir a recoger el premio en el caso de que se lo dieran. La organización ha escarmentado y ha puesto como condición que para obtener el premio hay que acudir a finales de octubre al Teatro Campoamor a recoger el galardón en persona. Es una medida correcta que retrata al mundo del deporte ya que en el resto de disciplinas, políticos, científicos, gente de la cultura, de las artes… sí acuden en persona, sin embargo, los deportistas no, los últimos casos, Carl Lewis o Lance Amstromg, éste último encima se permitió el lujo de reclamar el montante económico del premio a pesar de su ausencia, algo que le fue negado por la organización. ¿Qué se creen los deportistas? Un científico que descubre una vacuna contra una enfermedad, un mito como Woddy Allen o alguien que caló hondo en toda la sociedad como Ingrid Betancourt se personan en Oviedo orgullosos de recibir tal distinción, sin embargo algunos deportistas prefieren no acudir en base aún no sé a qué argumentos. Hemos creado monstruos que parecen pensar más en el dinero que en lo que significa el premio en sí. Aplaudamos a esos deportistas que valoran este premio, que lo quieren y se sienten orgullosos de él y olvidemos al resto. Por cierto, que la organización invente algo para poder dárselo a Ángel Nieto, aunque no esté en activo.