Emma García

En la era de internet resulta fácil seguir el rastro a un/a nativo/a digital. Se pueden descubrir sus gustos e intereses y predecir cómo éstos evolucionarán. Es simple. Sólo se necesitan las herramientas adecuadas para saber en qué foros chatea, qué películas y música consulta, o de qué personajes se hace fan. Con esta información pueden crearse bases de datos en función de los gustos del consumidor virtual. El marketing digital puede hacer uso inteligente de esas bases de datos para hacer llegar sus productos a su cliente potencial. Se trata de dar en el blanco con menos lanzamientos, con acciones comerciales a tiro hecho.

“Si me cuentas quién eres y a qué dedicas tu tiempo libre entrarás en un sorteo y/o recibirás información privilegiada”. Este es el mensaje con el que las empresas de marketing digital se dirigen a los internautas. Los emigrantes digitales normalmente no accedemos a dar información personal, la consideramos confidencial porque nuestra educación pre-digital ha sido diseñada para preservar la privacidad. Sin embargo, desde que famosos y deportistas cuentan su vida en los medios de comunicación y gran parte de la población la cuenta en las redes sociales, parece que el concepto de privacidad está cambiando (por no decir desapareciendo). Para los nativos digitales ocultar su identidad no tiene sentido, ya que por hacerla pública obtienen a cambio una serie de ventajas. Quieren información sobre sus amigos/as y sobre la actualidad de su entorno, y no dudan de pagar esto con información sobre sí mismos.

A los nativos digitales les interesa dejar rastro digital. No solo no les importa que las empresas conozcan sus gustos, si no que les interesa recibir ofertas concretas sobre sus temas de interés, y de paso sobre aquello que pronto les interesará por tratarse de una tendencia. Antes, para estar a la última había que estar en el lugar y momento adecuado, ahora es solo cuestión de estar en la base de datos adecuada. Hoy en día el consumo por la red está superando al consumo tradicional en ciertos sectores. Solo es cuestión de tiempo que la gran parte de las compras se realicen de forma electrónica. Así que, la Publicidad y el Marketing han de adaptarse a esta realidad