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Diario YA


 

LOS ÚLTIMOS DATOS SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

reflexionar sobre la causa del fenómeno

La Lupa del YA. Según revela el avance de resultados de una macroencuesta del CIS encargada por la Secretaría de Estado de Igualdad, unos 840.000 menores han estado expuestos a la violencia de género contra sus madres en el año que estamos terminando, 517.000 de los cuales han sufrido agresiones en este contexto. Estadísticamente, el 10,8% de las encuestadas reconoce haber sido víctima de la violencia de género alguna vez en su vida, y un 7,8% (es decir unas 600.000) lo son en la actualidad. Y 57 han resultado muertas en lo que va de 2011, una mejora en relación con las 73 de 2010 y pero un incremento respecto a las 55 de 2009. Dicha Secretaría de Estado concluye que, aunque ahora se denuncia más, han sido las órdenes de separación de los agresores la causa de la disminución de la violencia.
Una de las definiciones de violencia de género más aceptadas es la aprobada en diciembre de 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer”, que indica que este tipo de violencia se refiere a: “Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada” (Asamblea General de la ONU. Resolución 48/104, 20 de diciembre de 1993). Concretamente en España, el fenómeno se regula por la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, cuyo artículo 1.1. define dicha violencia como aquella que, “como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”, y “comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.”
Sin embargo, transcendiendo lo cuantitativo o las definiciones formales, lo ideal sería reflexionar sobre la causa del fenómeno; aunque ello lleve a cuestionarnos si realmente son aportaciones a la modernidad o signos de los nuevos tiempos, aberraciones radicalmente viciadas como llamar amor al sexo, matrimonio a uniones civiles, sean o no contra naturam, carentes de vocación de estabilidad, apertura a la procreación o fruto de conveniencias coyunturales como la del extranjero con español a fin de obtener la nacionalidad, estas últimas movidas muchas veces por grupos mafiosos.
Bueno es conmoverse ante las tragedia, compadecer la las víctimas y mirar al cielo. Pero, por aquello de “a Dios rogando y con el mazo dando”, mejor es dar un remedio oportuno y eficaz y, si fuera necesario, audaz aunque implique ir contra las corrientes del presunto progreso que nos desborda y podría terminar por ahogarnos.
Quizá sea hora de centrarse en el valor de temas como las relaciones entre padres e hijos y en el ejemplo de la familia; en la orientación educativa, ahí tiene el nuevo gobierno un compromiso de retirar la EPC, y extraescolar tanto como en la religiosa acerca del sentido de la vida personal; en el papel de la cuadrilla como componente esencial de las relaciones de amistad; en la adecuada preparación de los individuos para el noviazgo y el matrimonio; y en otros muchos aspectos, hoy aparentemente devaluados u olvidados, del vivir cotidiano con valores que de verdad merezcan la pena. O seguimos el consejo de nuestro premio Nobel, ingeniero de caminos, canales y puertos, matemático, dramaturgo y político José Echegaray cuando afirmaba: “El hombre sabe transformar el mundo exterior con su genio y voluntad. Aprenda a transformar también con su voluntad y su genio sus propios egoísmos, y entonces sí que todo será luz”.
PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO