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Diario YA


 

Prioricemos a Dios en nuestra vida

Saber priorizar

M.A. Gutiérrez. La diferencia entre un santo y un católico “normal” reside en que el primero sabe priorizar y el segundo no. Saber priorizar consiste en poner primero a Dios antes de tomar una decisión, esto hará  que acertemos y equilibremos nuestra vida de una manera sensata.

Por desgracia, hoy en día, son mayoría los católicos que anteponen sus  presuntos intereses y caprichos  a Dios, y la consecuencia es una merma de su espiritualidad y un daño a la sociedad a la que pertenecen. 
 
Deberíamos estar concienciados que lo más importante que tenemos que hacer nada más levantarnos es rezar, un cristiano no debería pisar la calle sin haber rezado previamente el Santo Rosario.
 
Tampoco debería un cristiano que se precie pasarse el día trabajando sin ver a sus hijos, por difíciles que sean los tiempos, pues la familia es muy importante y los hijos necesitan más el tiempo  y el cariño del padre que el dinero que este pueda traerles a casa. 
 
Luego, a juzgar por el comportamiento de tantísimos cristianos modernos, se dijera que nuestro Señor Jesucristo nos hubiera ordenado seguirle  y cumplir sus mandamientos “sólo si  ello no supusiera  ningún inconveniente o esfuerzo “. Y es que, efectivamente, en cuanto aparece alguna contrariedad, muchos se disculpan alegando que “entonces no puede ser….”.
 
La misma actitud  adoptan mayoritariamente  los católicos españoles ante la  política, es decir, desearían y deberían optar por alternativas católicas al bipartidismo, pero prefieren votar por miedo, capricho, interés o consejo de los mass media no cristianos antes que actuar con valentía haciendo caso a su conciencia.
Por eso ningún partido a favor de la vida y de la familia tiene actualmente representación ni en el Congreso de los Diputados ni en el Senado , cosa que no tiene mucho sentido  cuando  somos  millones los españoles que acudimos los domingos a la Santa Misa. 
 
Lo mismo sucede también con la economía, la cual actualmente priorizan la mayoría de los católicos españoles por encima de todo y en vez de guiarse por las recomendaciones de la Iglesia prefieren seguir a los gurús de la tele. 
 
Y así nos luce el pelo. Pero, por supuesto, podemos cambiar las cosas…si antes cambiamos nosotros. Para ello, prioricemos a Dios en nuestra vida. 

 

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