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Diario YA


 

Protagonista del día

Santos Inocentes

Un año más, en el día de los santos inocentes hay que gritar por los que no tienen voz y son exterminados en el seno de sus madres. Hoy los protagonistas del día son todos esos niños masacrados impunemente, gracias a la legislación abortista de nuestra cultura de la muerte. Una muerte que es física para esas criaturas y moral para una parte de la sociedad española, que podría reaccionar ante este magnicidio y, en cambio, prefiere ser cómplice de este genocidio.

La derecha pagana, al mirar el poder con ojos impuros, porque quieren llegar a la Moncloa como sea, ha renunciado a defender el derecho a la vida y se han escondido debajo de la espesa capa de sangre derramada por más de un millón de seres inocentes, que han sucumbido por la condena a muerte dictada por la ley que los socialistas aprobaron en 1985. La misma ley que ahora defienden los diputados del Partido Popular, al grito unánime de “contra la Ley Aido, cumplir y hacer cumplir la ley del 85”. La inmoralidad de este comportamiento sólo es comparable al inmenso ridículo que está haciendo el PP presentando como alternativa al PSOE una ley socialista, que ahora hace suya la derecha pagana. No cabe mayor corrupción moral e hipocresía que proclamarse defensor de la vida y levantar a un mismo tiempo la bandera de la ley abortista del 85.

Están muy equivocados los dirigentes del PP, si creen que sus conciencias, tarde o temprano, no les van a reprochar la responsabilidad que tienen en este genocidio. Cierto que después de domesticar a la práctica totalidad de los movimientos familiares y pro vida, ya nada le reprochan a la derecha porque casi todas estas organizaciones por un puñado de monedas sólo gritan y se movilizan cuando el aborto lo promueve el PSOE, y en el colmo de los disparates, algunos ni por dinero, les basta con satisfacer su enfermiza vanidad; pero no olvide la derecha pagana que, algún día, la desesperación a lo Judas de todos estos traidores de los movimientos pro vida y de la familia les arrojará a la cara las monedas de su criminal complicidad. Y tampoco les puede servir de tranquilizante la información interesada y partidista que transmiten sus medios de comunicación de nula credibilidad, porque cada día aumenta el número de los que descubren que la libertad de expresión ha huido de las ondas y del papel para refugiarse en internet. Y es en la red y en los blogs, que el Partido Popular no puede ni podrá controlar, es donde de verdad se está creando opinión.

En conclusión, resulta inaceptable para cualquier conciencia recta formar parte de una organización que defienda la fortaleza de sus muros con fosos repletos de sangre inocente. Y es más que suficiente la razón y los conocimientos de la Biología para descubrir el enorme genocidio que ha provocado la ley abortista que aprobó el PSOE en 1985 y que ahora hace suya el Partido Popular. Pero hay en toda esta enorme corrupción moral un drama, un hecho de lo más lamentable, como es que sean precisamente los diputados del Partido Popular reconocidos públicamente como católicos a los que se les ha encargado la tarea de la contaminación doctrinal, defendiendo en los medios de comunicación la ley abortista de 1985. Y son precisamente los católicos del Partido Popular, al entronizar el mal menor como la única norma que rige su actuación, los responsables de haber hecho creer a la sociedad que hay dos tipos de abortos: uno, el malo e inmoral que es el que propone el PSOE; y otro, el aborto bueno y aceptable, que es el que ampara el PP.