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Diario YA


 

no se trata de la opinión de un obispo sino de la doctrina de la Iglesia

Se escandalizan, porque les recuerdan sus deberes de católicos

Carmen Ramírez.¡Que pena, de verdad, que pena! da escuchar de boca de muchos políticos y grupos mediáticos -que se proclaman católicos- que las declaraciones que el portavoz de la Conferencia Episcopal Española ha hecho en relación con las consecuencias morales del apoyo a la ley del aborto, lleguen a decir que los obispos están estrechando el cerco a los diputados católicos para que no respalden esa ley, acusándolos de inmiscuirse en asuntos que no les conciernen.

En primer lugar: que no se trata de la opinión de un obispo sino de la doctrina de la Iglesia desde que ésta existe. Y en segundo lugar: que los obispos como todo ciudadano, tienen no sólo el derecho sino el deber social -por qué creo que estamos en democracia-, de manifestar su opinión legislativa y porque todo bautizado tiene derecho a saber la importancia y gravedad de sus pecados. En eso consiste la democracia, en manifestar su opinión. La Iglesia sólo quiere cumplir su misión de anunciar –porque es su obligación- el Evangelio y defender la dignidad de la vida humana.

¡Que triste! Que se persiga y se desprecie a quién simplemente defiende la vida de aquél que no puede hacerlo por sí mismo.