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Diario YA


 

Silencio de almas rotas

May Vila Beltrán. Madrid.

Sábado 15 de Noviembre

Ussía muere asesinado de forma violenta, cruel a las puertas de la discoteca donde celebraba  con sus compañeros de clase el fin de los exámenes de la primera evaluación. A partir de entonces, cesaron el ruido de la música, las voces de sus amigos y el silencio se impuso en su entorno.

En silencio sus amigos se pasaron los “sms” que nos convocaron en Santa María de Caná a las ocho de la tarde. Allí estábamos todos. El dolor, la rabia, la impotencia, el desamparo contenidos en las lágrimas, los abrazos de unos con otros.

 Nada que decir, bastaba la compañía.

Domingo 16

El día amaneció espléndido, limpio.

A las puertas del Cementerio nos volvimos a encontrar compañeros, profesores, amigos, familiares, padres del Colegio.

A llegar el féretro no se oyó  aplauso ni grito alguno. Sus compañeros, hechos hombre de repente, llevaron su cuerpo a hombros y aguantaron el tipo al pie de la fosa.

 Silencio sepulcral sólo roto por las paladas de tierra sobre el ataúd. Es éste el sonido más imponente, más solemne, más impactante, y cada golpe de la tierra seca sobre la caja de madera nos traía a la memoria cada uno de los golpes que quebraron el corazón y las costillas de Álvaro: uno, dos, tres, cuatro…

El rezo del Rosario apaciguó nuestras almas y nuestros oídos y el silencio se prolongó en la Misa celebrada por la tarde en el Colegio.

Lunes 17

A la nueve de la mañana las clases estaban llenas, todos llegaron puntuales ese día. Pero el bullicio habitual de cualquier día, se había transformado en un desgarrador silencio. A los profesores nos faltaba un alumno, a ellos, un compañero, a todos, las palabras.

Nuevamente el rezar juntos nos hizo fuertes y los alumnos, ejemplares en cada acto, transformaron su dolor y su silencio en una reivindicación espontánea de justicia. No se podía dar clase. No se debía dar clase.

Martes 18, miércoles 19, Jueves 20

Sin un reproche, sin solo grito de “asesinos”, acudieron, vestidos de uniforme, a las fuerzas políticas y expusieron su dolor  maduro, sereno, responsable. Y fueron escuchados en los despachos oficiales mientras en la calle el resto de compañeros esperaban con las pancartas que habían hecho en la Biblioteca del Colegio.

 Y hablaron también con los medios de comunicación y utilizaron todos los recursos de la red, tuenti, eventos, foros, messenger, facebook, para dar a conocer a su compañero y convocar en su memoria a una manifestación silenciosa y pacífica, a una vigilia de oración, cuyo destino era el lugar en que calló para siempre la voz de su amigo.

Viernes 21

Allí, en la noche cerrada y fría, al calor de las miles de velas, se continuó rezando y después cinco minutos de infinito silencio, acompañaron otra vez a la madre y los hermanos de Álvaro.

Sábado 22

A partir de hoy los momentos vividos se convierten en recuerdos imborrables y nacen las reflexiones.

¿De verdad está vacía esta juventud, no tiene ideales, no aprecia la Vida?

Esto sí ha sido una verdadera demostración de educación ciudadana, de ideas claras, de valores.

 Los alumnos de Monte Tabor nos han demostrado a todos que son capaces de enfrentarse, sin violencia, a una sociedad que desprecia la vida, da igual que se tenga 3 meses de gestación que 18 años,  y a unos poderes que, de forma consciente, están socavando las bases que hacen fuerte a ser humano: el matrimonio y la familia, sustentados por el amor y la fe.

Ellos ha dicho NO, han levantado sus voces a los fariseos, sepulcros blanqueados, que intentan manipularlos, utilizarlos, destrozarlos, convertirlos en masa informe.

Y yo me siento orgullosa de cada uno de mis alumnos, de haber sido profesora de Ussía, de trabajar e n un Colegio que ha sabido canalizar y acompañar su dolor, nuestro dolor, de ser, también, madre de un Centro educativo que ha sido el primero en decir NO de forma unánime a la manipulación de las vidas de nuestros hijos.

May Vila Beltrán de Heredia // Profesora y madre del Colegio Monte Tabor

Etiquetas:cartas al director