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Diario YA


 

editorial

Solo un atisbo de luz

Las palabras que recoge este domingo el diario La Razón de un Alberto Ruiz-Gallardón que protege el derecho a nacer del feto que tiene alguna malformación física, es sin duda, una buena noticia, es un atisbo de luz. Especialmente si viene de un miembro del Partido Popular, opción política que nunca se ha distinguido por defender la vida, si no más bien todo lo contrario.Pero no nos engañemos, ahí sigue vigente la ley del aborto. 

Ya llevamos 6 meses de Gobierno del PP con una ley sobre el aborto demoledora que se cobra la vida de centenares de niños al año, y así parece que vamos a seguir hasta que acabe el año y se modifique, una tardanza incomprensible que se va a llevar a muchas víctimas inocentes, cuando debería ser una prioridad.
 
Desde que en 1985 se despenaliza el aborto, España tiene en su conciencia millones de almas que no han podido nacer por una decisión maternal amparada por la ley. Así estuvimos durante 25 años, admitiendo el aborto en tres supuestos, el de  violación (hasta las 12 semanas), el de malformaciones en el feto (hasta las 22 semanas) y en el de riesgo grave para la salud física o psíquica de la madre (durante todo el embarazo), un verdadero coladero que en realidad, dada su imprecisión, abre la puerta a la libertad para abortar, con el consenso del PP y del PSOE.
 
Con José Luis Rodríguez Zapatero se abre, -si eso es posible-, aún más la veda para la matanza a destajo con la conocida ley de plazos. Desde 2008 el aborto en España es libre y esa es la realidad. El aborto se convierte además en negocio que financia tanto el Gobierno del PSOE como el del PP a través de una serie de acuerdos concertados con las Clínicas abortistas. El aborto pasa a ser un derecho, un negocio y un método anticonceptivo, sobretodo si falla o no se ha podido tener acceso a la famosa “píldora del día después”.
 
Paradójicamente, pese a que el aborto por desgracia se ha convertido en algo muy común, no existe una información que avise a los jóvenes sobre sus peligrosas consecuencias físicas y emocionales. Tampoco se presentan alternativas ni apoyos para que las futuras madres puedan plantearse que es posible tener a su hijo y salir adelante.  
 
Ni el PSOE ni el PP han alentado nunca ni económicamente, -a través de una partida presupuestaria para tal fin, o los incentivos a la natalidad-, ni moralmente -con sus acciones o ampliando los permisos de maternidad- a las campañas que dan un sí a la vida. Ni en la calle, ni en el trabajo, ni en las escuelas se habla de la Cultura de la vida. Pero sí en cambio, se reparten preservativos y se distribuye la píldora abortiva sin ningún problema. Por no hablar de los médicos, farmacéuticos y auxiliares de enfermería que han tenido un sinfín de dificultades en su trabajo, por no hablar de despido encubierto en algunos casos, simplemente por oponerse a apoyar las acciones abortivas.
 
El católico no puede votar al PP  ni al PSOE porque son partidos que apoyan, fomentan y legalizan el aborto. Aunque el PP restrinja los supuestos de aborto, no suprime el aborto. No lo elimina de la legislación cuando podría hacerlo si quisiera. Pero no quiere. Simplemente por eso, y aún en el supuesto hipotético que en el resto de aspectos políticos contemplados en su programa nos convencieran, no podemos votarles por cuestiones de moralidad, porque el quinto mandamiento impide matar. 
Ya lo decía Juan Pablo II, cuando en un discurso realizado a los miembros del “Movimento per la vita italiano”, recibidos en audiencia el 22 de mayo de 2003, hizo referencia a la venerable Madre Teresa de Calcuta, presidenta espiritual de los Movimientos por la vida en el mundo, quien al recibir el premio Nobel de la paz, tuvo la valentía de afirmar ante los responsables de las comunidades políticas: «Si aceptamos que una madre suprima el fruto de su seno, ¿qué nos queda?. Para Su Santidad Juan Pablo II, “El aborto es el principio que pone en peligro la paz en el mundo».No puede haber auténtica paz sin respeto de la vida, especialmente de la inocente e indefensa como la de los niños por nacer. Una coherencia elemental exige que quien busca la paz defienda la vida. Ninguna acción en favor de la paz puede ser eficaz si no se opone con la misma fuerza a los ataques contra la vida en todas sus fases, desde su nacimiento hasta su ocaso natural”.
 
En el mismo sentido se pronunciaba Benedicto XVI, en la Jornada Mundial de la Juventud, cuando critica implícitamente el aborto y la eutanasia: “Hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o es malo, lo justo o lo injusto, decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias, dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso en cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios”.
 
Valoremos las palabras de Alberto Ruiz-Gallardón como lo que son, un acercamiento, pero todavía queda un largo camino por andar. Supone ganar una batalla pero no la guerra. Dado que no habla el Ministro de Justicia de eliminar la Ley del Aborto, si no solo de suprimir uno de los supuestos legales por los que se aprueba el aborto.