El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, abogó por "avanzar en una reforma del mercado laboral" español, al tiempo que defendió la "moderación salarial" y que su evolución no esté vinculada a la de la inflación. El banquero francés consideró "excesivamente oneroso para los empresarios" el sistema de protección del mercado laboral nacional, por lo que apostó por "eliminar la rigidez" del modelo. Asimismo, apoyó la reestructuración del sistema financiero para hacerlo "más resistente".

 En un almuerzo organizado por el Fórum Nueva Economía, Trichet incidió en las dificultades que atraviesa la economía española, especialmente provocada por el 'boom' de la construcción residencial y opinó que para "restaurar la confianza a corto y medio plazo" deberán mantener el "equilibrio" las acciones inmediatas con un modelo sostenible, a través de propuestas "atrevidas y prudentes al mismo tiempo". "Para ser eficaces hoy debemos cerciorarnos de que lo que hacemos es creíble", aseveró.

 El presidente del BCE apoyó las recomendaciones del gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, sobre la necesidad de una reforma laboral. "Sería un error no seguir sus indicaciones", precisó. A su juicio, "la idea de un mercado laboral flexible es buena", aunque condicionó la reforma a una contención de los salarios que evoluciones al margen de la inflación, cuyo techo a medio plazo fijó en el 2%. En cualquier caso, no precisó demasiado, pero sí insistió en la importancia de evitar "ser rígidos".

 Trichet señaló que las "expectativas" de inflación a largo plazo "han resistido de manera excepcional" los cambios "repentinos" producidos por las quiebras de algunas entidades y que ocasionaron las intervenciones de los bancos centrales. En este sentido, indicó que desde la máxima autoridad monetaria de la zona euro se han combinado medidas convencionales en política monetaria, con otras "no stándar".

Así, el BCE ha bajado los tipos de interés 325 puntos básicos desde octubre, hasta situarlos en el 1% actual, un nivel "bajo" que, dijo, "es el adecuado", clarificando que el Consejo de Gobierno de la entidad los mantendrá en la reunión que celebra la próxima semana.

Mientras, del lado de las deciciones extraordinarias, ha inyectado capital al sistema para "mantener el flujo de crédito".

Trichet aseguró que España cuenta con empresas de "primer" para afrontar retos "muy concretos" relacionados con los "desequilibrios" del marco económico, derivados especiamente del 'boom' de la construcción residencial.

 HIPOTESIS ABSURDAS

El máximo responsable de la política monetaria europea subrayó que el entorno actual "es mucho más difícil y complejo" y admitió que "estamos todavía en fase de crisis". Una crisis que, según dijo, es la "más profunda" desde la Segunda Guerra Mundial. Por eso, "debemos estar atentos porque estamos navegando en aguas desconocidas y sigue habiendo riesgos", advirtió.

 Trichet aseguró que ningún país de la zona euro tiene "margen de endeudamiento" y por eso, reclamó a los Estados miembro que "hagan lo decicido de la manera más rápida, profesional y eficaz posible y no añadan nada". De esta forma, el banquero francés confía en que la economía comunitaria inicie la recuperación a finales de 2010 y vuelva a tener un "ritmo sostenible" en 2011.

 Trichet destacó la estabilidad que confiere el euro, que permitirá que la inflación "se mantenga por debajo del 2%", dijo. "Entrar en el euro significa compartir un destino común para eternidad", señaló, y sobre una posible salida de España de la eurozona, "no puedo hacer ningún comentario" porque es una "hipótesis absurda", subrayó.

 Por su parte, a Fernández Ordóñez se enconmendó la tarea del brindis y el gobernador del Banco de España no lo dudó: "brindo por el Eurosistema y por el presidente Trichet". "En este momento de incertidumbre total acerca de todo, el euro da caonfianza, y detrás está el BCE, una institución admirable, centralizada en sus decisiones y descentralizada en su ejecución", recalcó.