Principal

Diario YA


 

El Presidente tendrá que consultar a sus superiores en el PSOE sus actuaciones

Un Gobierno sin cabeza

Miguel Massanet Bosch

No me negarán ustedes que se trata de algo insólito el que, a un año de las elecciones generales, un partido político haya decidido poner en marcha el proceso de primarias para elegir sucesor al actual presidente del Gobierno. Entenderíamos que el señor Rodríguez Zapatero hubiera manifestado que pensaba optar a su reelección el próximo mes de marzo del año 2012, para que no se pusiera en cuestión sus deseos de continuidad pero que, a un cuarto de finalizar la legislatura, haya renunciado a volver a presentarse a las elecciones y haya convocado primarias para sucederle, seguramente encerrará alguna jugada política que, a ojos de los inexpertos, no alcanzamos a entender o cree que con esta decisión ya se ha descargado de sus pasados errores y puede comenzar de nuevo o, en un rasgo de misticismo, ha decidido inmolarse en bien del PSOE para llevar a cabo al pie de la letra la política que le indiquen desde Bruselas aunque ello suponga renunciar a todos sus promesas electorales y sus aspiraciones de perpetuarse en el poder. Seguramente, una de las causas que le han obligado a tomar semejante decisión se puede ligar a la presión que los "elegibles" del PSOE han ejercido sobre él, presintiendo que la ciudadanía está resentida con ZP cansada de que le haya estado engañando durante los siete años que lleva al frente de España. Es evidente que no hay ninguno de los barones regionales que esté interesado en exhibir en sus actos de propaganda l para las elecciones del 22 de mayo, a este señor que ha venido coleccionando fracasos, promesas incumplidas, pronósticos equivocados y, por encima de todo ello, una política económica absurda que ha llevado a nuestra nación a una situación insostenible.

Sin embargo, me cuesta entender, desde mi punto de vista de ciudadano de a pie observador de la política, las ventajas que nos va a reportar a los españoles este interregno de casi un año que nos resta hasta las próximas elecciones legislativas. En efecto, si partimos de la base de que ya existen dos candidatos declarados, el señor Rubalcaba y la señora Chacón, que han empezado a postularse y a maniobrar para conseguir apoyos para sus respectivas candidaturas, que van a tener que enfrentarse entre sí, si es que no aparecen nuevos candidatos, para exponer sus programas con los que aspiran a presentarse ante sus rivales, en los comicios legislativos del marzo del año 2012, si logran ser elegidos como aspirantes a la presidencia del Gobierno; nos cuesta admitir que el señor Zapatero pueda seguir con su política sin que, alguna de las decisiones, alguna de las leyes que promulgue, alguno de los acuerdos nacionales o internacionales que tome o determinadas alianzas de las que se valga; no puedan chocar directamente, interferir o alterar el programa que alguno de los aspirantes o de los dos, pudieran querer llevar a cabo en el futuro.

Es impensable que, para cada acto de gobierno, el Presidente tenga que consultar previamente con sus posibles sucesores, suponiendo que sólo sean dos, algo que, a esta altura de la legislatura, es muy difícil de afirmar. Es evidente, por otra parte, que si el señor Zapatero toma medidas o acuerdos que puedan ser rechazados por el pueblo español, indirectamente, van a afectar a los candidatos, porque es muy difícil que los votantes capten la sutileza de que el señor ZP no represente a todo el PSOE y pueda remar a contracorriente de los intereses electorales de sus posibles sucesores en el cargo. Claro que caben múltiples posibilidades y no sería demasiado descabellado que, el señor Rubalcaba y la señora Chacón, un vieja guardia del partido y una aspirante con grandes ambiciones pero todavía muy joven, pudieran llegar a una entente cordiale en la que el señor Rubalcaba optase al cargo de presidente y ella obtuviera un cargo importante de responsabilidad que le pudiera servir de trampolín para optar, con más posibilidades de éxito, a las próximas elecciones legislativas del 2016.

En este caso, la postura de ZP como gobernante quedaría, probablemente, más desdibujada, si cabe, debido a que un “gobierno en la sombra” formado por dos de sus ministros más destacados, que le irían controlando cada una de sus actuaciones y vigilando que no pusiera un pie en falso, que pudiera dañar sus futuras aspiraciones al gobierno de la nación; le podría resultar demasiado incómodo y humillante para mantenerse en el cargo lo que, sin duda, pudiera decidirle a convocar elecciones anticipadas. No perdamos de vista que, la aparente “sumisión” y apoyo, tanto del señor Rubalcaba como de la señora Chacón, hacia su jefe de filas, incluyendo una oportuna y meditada lágrima de cocodrilo, por el anuncio de su retirada, no encubren más que una desmedida ambición, un ¡lo conseguí!, y un tumulto de emociones apenas reprimidas que, sin duda, van a cambiar el escenario actual, en el que ZP figuraba como jefe indiscutible, que hacía y deshacía a su antojo, por otro en el que su papel ha quedado reducido a mero administrador interino del capital político del PSOE, ahora en disputa por los aspirantes a sucederle, que ya no le ven como el “omnipotente líder”, sino que lo miran como la estatua ecuestre descabalgada de su peana con la que nos es preciso andarse con muchos miramientos.

. Lo que ocurre es que, contrariamente a la opinión de muchos, tengo la impresión de que el señor vicepresidente del Gobierno, si bien es astuto y listo y se sabe manejar muy bien por la tramoya de la política, también tiene sus carencias, como pudiera ser su falta de experiencia en temas económicos y, mucho me temo, que lo mismo ocurre con sus conocimientos financieros. Por otra parte, no se le aprecian muchos escrúpulos en los procedimientos para conseguir lo que le interesa y, su respeto por la ley, no parece que le impida participar en determinados asuntos que rozan, peligrosamente, con la ilegalidad. Es muy corriente atribuirle mucha inteligencia a aquella persona que es espabilada, que se sabe situar en cada momento, que sabe aprovechar sus oportunidades y que tiene la habilidad de saber granjearse colaboradores; lo que, por supuesto, dista mucho de ser cierto y puede llevar a engaño y confundir aquellas cualidades, con las que se precisan para ser un buen presidente del gobierno, que sí requiere gozar de una buena inteligencia y sentido común, para ser capaz de encaminar al país y a sus habitantes, hacia la meta de superar este bache económico y político en el que nos encontramos, ayudar a las empresas a ser competitivas y generar riqueza y puestos de trabajo que nos permitan, junto a una gestión prudente del gasto público y una vigilancia férrea del generado por las autonomías (limitando sus despilfarros y endeudamientos desmedidos );conseguir el objetivo de superar nuestras carencias y situar a España en el puesto que le corresponde entre las grandes potencias de Europa.

No parece que España esté en condiciones de aguantar una bicefalia encabezando un gobierno ni las luchas intestinas, dentro del PSOE, que distraigan a sus dirigentes de las labores de gobierno ni, por supuesto, que se inicie una batalla de desacreditaciones entre los dos partidos mayoritarios. Así como nos encontramos en la actualidad, ante una perspectiva de movimientos sucesorios en el partido del Gobierno, con la necesidad perentoria de encontrar soluciones al creciente desempleo y la urgencia de recuperar, ante los inversores del resto del mundo y, en especial, ante nuestros colegas de la UE, la imagen de ser una nación que tenga un gobierno que inspire confianza y seguridad; es evidente que, lo mejor que podría hacer el señor Zapatero, sería convocar elecciones generales cuanto antes. O, así es como veo el panorama actual de España.