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Diario YA


 

Una de cal y otra de arena


Miguel Ángel Guijarro. 15 de agosto.

Esta semana se han jugado los partidos de ida de la previa de la Liga de Campeones y las sensación en nuestros dos representantes han dido muy dispares. El Barcelona ganó mucho más que un partido, recuperó un estilo de juego y a un futbolista que si rema a favor, puede llevar a buen puerto. Pueden estar satisfechos los aficionados en Camp Barça ya que parece que Pep Guardiola ha sabido dar esa vuelta de tuerca a un vestuario que estaba a la deriva. Un respiro para Laporta, pero que nadie pierda la cordura, la temporada es muy larga y deben ser conscientes que de los errores cometidos se deben sacar conclusiones que hagan crecer la entidad. Creer que por meterle cuatro a los polacos, ya se ha olvidado el pasado, sería caer en un error que podría ser irrecuperable.

Peor lo del Atlético. Lo del miércoles bien podía ser un remake de la película ‘Atrapado en el tiempo’ con Bill Murray como protagonista en la que siempre se despierta en el mismo día. Por momentos el Atlético vive su propia historia. En Gelselkirchen estaban en el centro de la zaga Heitinga y Ujfalusi pero se parecieron mucho a la defensa del pasado año formada por Pablo y Perea. Si a esto se añade un Perea reubicado en el lateral derecho que ni se atreve a subir y duda al bajar y un Antonio López que no estuvo nunca en el partido, las sensaciones del equipo se asemejaron a las peores pesadillas del año pasado. No hay que echar toda la culpa a la zaga ya que si el centro del campo no presiona, si los extremos no cierran los carriles y los puntas no taponan la salida del balón, poco puede hacer una defensa desguarnecida. Los síntomas del paciente no son buenos y mucho tendrán que cambiar las cosas (menos mal que quedan 15 días) si realmente el Atlético de Madrid quiere demostrar que merece estar en la Liga de Campeones. Verter todas las esperanzas en la vuelta del ‘Kun’ Agüero es un argumento demasiado simple para un equipo que quiere ser grande. ¿A qué juega el Atlético? ¿Lo sabe Aguirre? Menos mal que los alemanes fallaron y demostraron que no son tampoco gran cosa pero el 1-0 es un resultado engañoso. A priori parece remontable, pero un gol de los teutones obligaría a anotar tres y esa asignatura todavía no la ha aprobado el Atlético de Madrid. Ver las caras de los aficionados abandonando el estadio o llegando de madrugada a Madrid, debería servir de revulsivo para que el equipo cambiara la actitud. Si el espíritu del equipo no cambia, mucho me temo que la Champions será una mera ilusión.

Volverán Messi y Agüero y confiemos en que todos consigan que culés y rojiblancos puedan pasear el nombre de España por el viejo continente. El Barça lo tiene encarrilado, pero el Atlético deberá dejarse de acomodamientos y relajaciones para dar ese paso definitivo al lugar del que nunca debería haberse ido. A ver que nos ofrecen el domingo Valencia y Real Madrid en la Supercopa.  

 

 

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