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Diario YA


 

Desgarradores acontecimientos de la limpieza étnica

Una historia de El Aaiún

Tomás Salinas García

Herido como estoy por la represión marroquí sobre el territorio ocupado del Sahara, estos días devoro toda la información relativa al intento de exterminio que por parte de las fuerzas de seguridad de Marruecos y las huestes de violentos colonos dirigidos por Mohamed VI se está llevando a cabo contra el pueblo saharaui. Y tal día como el viernes 12 me tropiezo en El Mundo con un reportaje sobre los sufrimientos de una familia, con una entrevista en la que un hombre asustado, avergonzado y enojado narra cómo él y los suyos fueron torturados, vejados y, en algunos casos, violados.

Cuenta la víctima que, hallándose escondido con toda su familia en un chalé, se personaron en ella un elevado número de represores ataviados con vaqueros y pasamontañas que les condujeron al desierto, les tumbaron en el suelo y les cosieron a patadas y golpes, llegando a introducir sus porras por el ano de alguno de los hombres, para después cebarse en la violación de las mujeres del grupo. Cuenta la víctima que un sobrino suyo de tres años fue atado con una cuerda a un vehículo y arrastrado durante una larga distancia. Cuenta la víctima que los ancianos también gozaron de este exquisito trato. Cuenta la víctima que desconoce el paradero de hermanos suyos, prisioneros de los que abusaron de ellos. Y cuenta la víctima que él tiene la nacionalidad española, que trabaja para una empresa española, que nunca ha sido activista… El reportaje, estremecedor por sí solo, viene acompañado de una fotografía en la que aparecen dos niños de muy corta edad siendo atendidos de las sangrantes heridas de sus cabezas. Letra e imagen son desgarradoras.

¿Qué credibilidad tiene lo manifestado? La que uno quiera darle. Yo sí que doy por ciertas las palabras, pues de ellas se desprenden humillación, miedo y desesperación. Además, ésta es una información de las pocas que han conseguido atravesar el muro marroquí; si el país vecino esconde los hechos, es porque tiene motivos para hacerlo. Para mí, aquí tenemos, en consecuencia, una muestra de la crueldad y del salvaje comportamiento de los elementos opresores, una demostración más de la voluntad exterminadora de Mohamed VI. Marruecos no permite la entrada de medios de comunicación extranjeros porque tiene que tapar la vergüenza de su actitud asesina y ocultar las pruebas de la elaborada y meditada matanza que ha iniciado. Hay que detener el genocidio antes de que sea demasiado tarde.