Daniel Ponce Alegre. Analista de Estudios Euroasiáticos. Durante los primeros meses del año 2013, estando aún en nómina del Arzobispado de Valencia, las Representaciones Diplomáticas de la Santa Sede ( Legaciones o Nunciaturas Apostólicas ), en toda Europa recibieron un Formulario de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa ( OSCE ) que remitieron a todas las diócesis por medio de las Conferencias Episcopales.

En el citado Formulario, de conocimiento no sólo de la Santa Sede Apostólica sino también del Patriarcado de Moscú y de otras iglesias orientales como la Iglesia Apostólica Armenia o la de Georgia, se pedía que obtuviesen información sobre la situación de las comunidades cristianas en las diferentes zonas de conflicto del continente europeo.

La información solicitada comprendía: asaltos físicos, secuestros, daños a la propiedad, ataques en los lugares de trabajo, vandalismo, agresiones verbales o insultos e incitación al odio. El motivo fundamental y específico de aquella petición no era obtener información y analizar los conflictos en lugares de mayoría musulmana o de ideología laicista, que ya se tenían monitorizados y bajo observación, y se estaba actuando sobre ellos de forma más o menos efectiva, sino por un acontecimiento que los Servicios de Información de la Santa Sede veían venir fundamentado en la experiencia previa de las minorías cristianas en los Balcanes, en el Cáucaso o en Oriente Próximo.

Ese mismo año 2013 estallaron en Kíev, Ucrania, las conocidas como Manifestaciones del Maidán ( por la Plaza en la que se concentraron el mayor número de manifestantes ucranianos y de otras procedencias ) y en las que se pedía libertad frente al " yugo " de Rusia, a pesar de que Ucrania había conseguido la " independencia " hacía más de 20 años.

Dicha revolución, que siguió los mismos procedimientos subversivos y de guerra híbrida o de guerrillas, de las manifestaciones conocidas como " Primavera Árabe " no supuso, como la Santa Sede y la Iglesia Ortodoxa Rusa se preveían, una mayor libertad para los cristianos en la región y la sociedad en general sino la corrupción generalizada en toda la región rusa ucraniana ( con venta ilegal de armas, trata de blancas, de órganos, desarrollo de políticas de género y LGTB, falsificación de documentos oficiales y de las fuerzas de seguridad, etc ). Además, la región del Dombás, al otro lado del río Dnieper, pasó a ser una región en estado de guerra permanente que en ocasiones es latente y en otras real, y con una población muy empobrecida, siendo este hecho de la especial preocupación de la Iglesia y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

La mediación de la Iglesia Ortodoxa Rusa ha posibilitado en diversas ocasiones no sólo la supervivencia de los cristianos en dicha región rusa de manera especial sino también su liberación de manos de los nacionalsocialistas ucranianos que están en el poder actualmente con el Presidente Poroshenko y el Partido Nazi Svoboda, y con el respaldo de algunas potencias occidentales que les proporcionan no sólo dinero y armamento ( para hacer frente a sus hermanos rusos ) sino entrenamiento y apoyo tecnológico para el desarrollo de sus servicios de información y seguridad " independientes ".

Desde el año 2015, a instancias de la Santa Sede, el Patriarcado de Moscú y la OSCE, el Tribunal Penal Internacional ha estado realizando una investigación ( de la que este redactor tuvo conocimiento hace ahora un año aproximadamente y que tuvo que mantener en secreto para no perjudicarla ) en relación a Crímenes contra la Humanidad o Crímenes de Guerra por parte del Gobierno de Ucrania y de manera especial por el Presidente Poroshenko y el Partido Svoboda.

Es este el motivo por el que la Iglesia y de manera especial la OSCE están siendo atacadas y despreciadas por el Gobierno ucraniano, y lo que les ha llevado ha acelerar su proceso de independencia o de construcción nacional que les aparte de la Iglesia Católica y de la Ortodoxa Rusa ( creando un Patriarcado Ucraniano ) y bajo el paraguas de EEUU e Inglaterra poder realizar todo tipo de acciones contra Rusia y contra los valores cristianos ( ¡ Cuánta similitud con otros procesos de construcción nacional en esta ocasión en España y no en Rusia, dos naciones esencialmente cristianas ! ) .

Desde este Diario, comprometido en la defensa de la Iglesia de Jesucristo y de sus Principios, no olvidamos a nuestros hermanos que se encuentran en esta bella región rusa y europea que es Ucrania, ni olvidamos la Guerra de Ucrania, que está enquistada, aunque algunos se empeñen en hacerlo para poder actuar con impunidad.

Y, por supuesto, apoyamos la labor de la Corte Penal Internacional y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa en la defensa de los cristianos ucranianos.

Con la ayuda de nuestro Señor Jesucristo seguiremos denunciando en este Diario el Mal y la Mentira, como obras del Diablo, hasta la Vuelta de nuestro Señor Jesucristo, el único Rey.