La actualidad del latinajo se debe a Artur Mas, empeñado en segregar una parte de España con el voto de una población, adoctrinada durante más de 30 años
Manuel Parra Celaya. El origen latino de la palabra está ya en el olvido; sin asomo alguno de pedantería, recordaré que es la abreviación de ad referéndum, que significa para consultar y equivale a plebiscito. Por mucho que pese, la palabreja la puso de moda Francisco Franco, a lo largo de su larga marcha hacia la monarquía, quien convocó dos de ellos, si la memoria no me falla.